SIN TUNNING
Los modelos ya vienen de fábrica con una potencia acústica excesiva
Las motos son el principal contaminante sonoro del medio urbano pero, antes que el tunning agrave el problema, la mayoría de los modelos vendidos en plaza tiene una potencia acústica superior al límite aceptado por una legislación regional a la que está suscrito Uruguay.

De 25 modelos de motos examinados por la Intendencia de Maldonado –correspondientes a nueve marcas disponibles en plaza–, 17 no cumplieron con la norma del Mercosur, según su composición de fábrica. Estos representaron el 68% del total. La medición se hizo a 10 metros del caño de escape.
El porcentaje se eleva hasta el 85% si se comparan los resultados solo con la vara de la comuna fernandina, una de las más rigurosas del país: no pueden circular si producen más de 70 decibeles. Estos son 18 decibeles menos que los tolerados en Montevideo, donde los escapes libres les quitan el sueño a los vecinos.
“Ya dispuestas en la vidriera, las motos tenían exceso de ruido. Es un tema de regulación industrial y de importación que se debe resolver”, dijo a El Observador Máximo Oleaurre, director de la Unidad de Movilidad Ciudadana de Maldonado.
El jerarca expresó que se realizó el estudio debido a que muchos infractores por ruidos molestos habían comprado el vehículo “de buena fe”, sin conocer que la potencia acústica es superior al límite aceptado por la legislación regional.
Según la escala del ruido urbano, 85dB, correspondientes al tráfico intenso o a un camión, marcan el límite tolerable para el oído humano. Una exposición a 95dB (correspondiente a gritos, cortacésped o motosierra) es considerada perjudicial. De acuerdo con esta escala, una moto con silenciador emite 90dB y a escape libre emite 125dB, lo mismo que un trueno, y su efecto es sufrir daño audible en el acto.
Los límites incluidos en el digesto municipal de Montevideo no son compatibles con la norma adoptada por el Mercosur. Este reglamento indica que una moto de hasta 80 centímetros cúbicos con el motor acelerado y parado no puede exceder los 75dbA. Un decibel A es la unidad en la que se mide el nivel de ruido. El límite sube a 77dbA para las cilindradas de entre 81 y 175 centímetros cúbicos y, a partir de estos, a 80dbA.
Ensordecedoras
La moto más ruidosa para su cilindrada tiene un nombre que le viene al pelo: es la Yumbo Furious de 125 centímetros cúbicos, hoy discontinuada por Deceleste. Ésta arrojó 82,9 dbA, casi seis unidades más que las permitidas por el Mercosur. Si esta norma fuese respetada a rajatabla, este vehículo no podría circular por ninguna ruta, calle y camino del país. Pero su desobediencia y la disparidad de criterios departamentales hacen que su conductor sea objeto de una multa en Maldonado, Canelones y Rocha, pero no en Montevideo, Soriano, Salto, Treinta y Tres y Artigas.
A la Furious 125 les siguieron la Baccio Classic 125 con 82,6 dbA y la Winner LX125 con 82,5 dbA. Lo curioso de la lista proporcionada por la Intendencia de Maldonado es que un ciclomotor y, por lo tanto, un vehículo mucho más pequeño, registró dos dbA menos que la Furious. Se trató del Yamaha Jianshe CY80A de 80 centímetros cúbicos.
El nivel de ruido de 82,9 dbA también fue registrado en los modelos XTREM y Super Mota de la marca Winner, pero la cilindrada de ambos es de 200 centímetros cúbicos; casi tres unidades más que la establecida por el Mercosur.
Desde 2004, las motos más vendidas en el país son las de origen chino y de 125 centímetros cúbicos. Ocho modelos de las ruidosas cumplieron con estos criterios: sus mediciones oscilaron entre 77,3 dbA y 82,9 dbA.
Al problema de la importación se le suma el tuneado. La modificación del caño de escape puede convertir a una moto ruidosa en una escandalosa. Si bien existe una multa para la circulación en condiciones antirreglamentarias, el tunning no implica una infracción en sí misma.
La disparidad de criterios entre las intendencias llega al extremo de que, por ejemplo, del lado de Rivera se toleran seis decibles más que en Tacuarembó (82 y 76 dbA, respectivamente). La diferencia puede parecer poca pero, del punto de vista técnico, tres decibeles más ya implican la duplicación de la energía acústica y, en consecuencia, el efecto del ruido sobre el organismo.
La Unidad Nacional de Seguridad Vial busca unificar la normativa respecto a la contaminación sonora de las motos y la elaboración de un instructivo nacional para la medición del ruido –el resultado no es el mismo según la distancia– y la calibración de los sonómetros.
Hacia la reglamentación nacional
Uruguay no cuenta con una ley nacional reglamentada para regular la contaminación acústica pero avanza en ese sentido. La Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama) tiene en estudio una propuesta técnica para la estandarización de las medidas que incluyen, entre otros rubros, automóviles y motos. Para los vehículos, el grupo de expertos recomendó la adopción de una normativa nacional más cercana a la del Mercosur y a la de la Unión Europea, mucho más rigurosas que los digestos municipales. El objetivo es establecer los parámetros aceptables para cualquier fuente emisora. “La cantidad de denuncias recibidas por la Dinama por problemas de ruidos es importante”, había dicho su director en enero pasado.
http://www.elobservador.com.uy
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