AMBIENTE
Latu, IMM y UdelaR probaron tecnología más económica y efectiva
La contaminación por plomo ha sido un tema de preocupación en Uruguay desde que estudios científicos publicados en 1999 revelaron la incidencia de plombemia infantil en algunos barrios de Montevideo. Pero fue al año siguiente que se convirtió en un problema de salud pública. Casi seis de cada 10 pacientes con síntomas de plombemia del barrio La Teja presentaban valores elevados de plomo en sangre.
Una vez superada la alerta sanitaria, la atención se centró en la contaminación de los suelos, una situación todavía latente debido al “pasivo ambiental” de viejas industrias. “Es (la forma) más grave”, explicó a El Observador Eduardo Méndez, investigador del Laboratorio de Biomateriales de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República (UdelaR). Esto se debe a que los procesos de remediación que lleva adelante la Intendencia de Montevideo (IMM) junto a la UdelaR y la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) son “costosos y dificultosos” y no facilitan la exploración para el diagnóstico de nuevas zonas.
El plomo es uno de los metales de mayor uso tanto a nivel industrial como doméstico. Desde comienzos del siglo XX se ha ido aumentando el pasivo ambiental en suelos, agua (por cañerías de plomo), aire (por emisiones industriales y del parque automotor) y en diversos productos, desde alimentos hasta juguetes. El suelo contaminado es transportado por los vientos y “viaja en nuestros calzados” y así ingresa a nuestros hogares. El plomo adherido al polvo de menor tamaño puede ser absorbido por el organismo humano.
Ante esto, el Latu impulsó una investigación con financiamiento de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) para poner a prueba una nueva metodología en base a nanotecnología para la medición de plomo en aire. Ésta resultó ser más eficiente y más económica que la que actualmente usan la IMM, la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama) y el propio Latu.
“Tomar muestras en zonas, llevarlas a los laboratorios centrales y luego analizarlas para obtener eventuales resultados negativos redunda en costos elevados para todo el proceso”, dijo Méndez, coautor de la investigación premiada en el 4º Congreso Internacional de Nanociencia y Nanotecnología celebrado en Kashán (Irán).
Nueva tecnología
El objetivo del proyecto “Metales” fue optimizar los sistemas de control en “campo” para facilitar y profundizar los muestreos exploratorios sobre un eventual terreno contaminado, sin que las muestras de aire, suelo, agua o fluidos biológicos tengan que ser procesadas necesariamente en los laboratorios.
Entre setiembre de 2012 y octubre de 2014, técnicos de las instituciones compararon distintas metodologías sobre filtros que contenían material particulado recolectado en Montevideo en 2003 y 2004. El estudio concluyó que sistemas portátiles “del tamaño de un teléfono celular” y de “apenas unos cientos de gramos” −a diferencia de los mamotretos instalados en los laboratorios −basados en “metodologías electroquímicas y nanotecnológicas” son “más confiables y económicos”.
Así lo explicó Méndez: “Por la nanotecnología es posible desarrollar sensores específicos para plomo que responden con un cambio de color, es decir, permiten detectar plomo sin el uso de equipamiento”. Y añadió: “Los nuevos desarrollos tecnológicos nos permiten regresar a lo que fue el primer sensor empleado por el hombre: el ojo”.
La respuesta a La Teja
En respuesta a los casos de plombemia en La Teja, se reglamentó el desecho de baterías de plomo (decreto 373/03), se estableció el control obligatorio de plombemia en los trabajadores expuestos (Ley 17.774), le quitó el plomo a las naftas y se limitó el contenido de plomo en pinturas y barnices. En 2012, Uruguay aceptó el límite de 5 microgramos de plomo por decilitro de sangre para la plombemia infantil. En 2001, la División de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública relevó 2.545 pacientes con más de 10 microgramos de plomo; siete tenían más de 45 por decilitro de sangre. “Uruguay enfrentó la problemática del plomo de forma eficiente y certera”, afirmó Eduardo Méndez.
El investigador recomendó la sustitución de escobas y trapos secos por aspiradoras y trapos mojados a la hora de hacer la limpieza; así como también dejar los zapatos a la entrada de la casa.
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