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El año en que la epidemia sembró muerte y miedo


Un virus que genera terror por sus efectos físicos –hemorragias y alta tasa de mortalidad- renació este año en África y disparó una cadena de repercusiones inesperadas, que incluyen hambre, problemas de salud general y economías afectadas de países enteros. Casi 18.000 personas se contagiaron hasta el momento en lo que ha sido el brote más extremo de ébola desde que se lo detectó en los 70, y más de 6000 murieron. Cuando los casos llegaron al mundo desarrollado –Estados Unidos y España- la epidemia renovó el miedo desde las noticias y puso a la castigada África en el centro de las preocupaciones. Esta es la historia de un virus que nació a la orilla de un río, renació varias veces en tres décadas y atacó con furia en 2014.

técnico de ébola

En la profundidad de África

Si bien la enfermedad fue identificada por primera vez en 1976 por el médico belga Peter Piot, hasta 2014 no se podía hablar de una epidemia: «apenas» se contaban unas 1.500 muertes por esta causa, todas en África. El ébola surgió en torno al río Ébola del Zaire, corriente de agua que regaló su personalidad a una enfermedad que resurgió en ese caserío y que ya está presente en cinco países de África, en España y en Estados Unidos. Entre 1976 y el presente hubo unas 20 crisis que siempre tenían una característica común: surgían en áreas rurales de África, en zonas muy poco pobladas. Tal vez la de 1995 fue la más importante hasta la actual, con más de 250 muertes. Pero poco más se supo después, pese a que año a año morían algunas decenas de personas.

En mayo de 2014 una mujer de la zona de Kailahun, en Sierra Leona, asistió a un entierro en Gueckedou, en la vecina Guinea. A su regreso presentó los síntomas de esa enfermedad, que atravesaba así los límites de un país. Los que la trataron y enterraron murtos también se enfermaron y así la cadena se propagó por ese país. Luego hubo brotes en Liberia, Nigeria y Senegal, estos últimos ya controlados. El virus estalló en las ciudades y la cantidad de casos contados entre fines de agosto y el presente es cinco veces superior a los que se registraron hasta esa fecha.

Más sobre la última epidemia aquí

Caso cero

El «caso cero» de esta crisis fue un niño de dos años que presentó fiebre, tuvo heces de color negro y vomitaba. Murió cuatro días más tarde en Meliandou, una aldea de Guinea, en África. Luego fue su madre. Después su hermana, su abuela. Era diciembre de 2013 y los casos de ébola todavía podían contarse con los dedos de una mano. Hoy harían falta 3.500 palmas de manos porque al 6 de diciembre de 2014 eran asi 17.800 los casos detectados, y 6.331 las muertes que se generaron como consecuencia de este virus.

Así impacta al mundo

«Hay una sensación general de pánico y los ingresos de las familias disminuyen»

El Observador habló con el coordinador del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo en Sierra Leona, uno de los países más afectados por el virus. Allí el «enemigo invisible» hizo que todas las escuelas fueran cerradas, se perdieran unos 24.000 empleos y colapsaran los sistemas de salud. La economía de las familias se vio afectada y la gente que requiere de atención médica general –infartos, embarazos, tratamientos por VIH- quedó abandonada. Todos los días fallecen unas seis embarazadas que no son atendidas a tiempo. Sudipto Mukerjee es indio y está en Sierra Leona desde hace 14 meses. Su anterior destino fue Irak.

¿Cómo afecta la epidemia a la economía de Sierra Leona?

Inicialmente golpeó la zona agrícola del país, la producción fue la primera comprometida y en plena temporada. Ese fue el primer impacto: hubo una crisis de alimentos y también se limitaron las exportaciones a Guinea.

Ahora la epidemia se está moviendo hacia el este, donde hace poco tiempo se descubrieron minas. Ahí ha mermado la operación y esto influye en la economía. De todas formas, el mayor impacto no es la caída del PBI sino la pérdida de trabajos. Son gente extremadamente pobre que está perdiendo su único ingreso. Hablo de personas que trabajaba en hoteles o restaurantes que están cerrando, choferes de motos y taxis que se quedan sin ingresos porque el gobierno prohibió su circulación después de las siete de la tarde. Hay muchas restricciones que hieren la economía y la gente.

Otro ejemplo: mucha gente se desempeñaba como trabajador doméstico en otras casas. Pero como por la enfermedad muchos se quedan en su casa ya no necesitan a un trabajador, ellos también están perdiendo su empleo.

También se redujeron las ganancias del gobierno.

Sierra Leona

¿Cómo afecta a familias, a pequeña escala?

Primero, los precios de los alimentos han subido mucho. Hay mucha inflación. Por un lado se redujo el comercio y además hay una inflación elevada. Los servicios básicos se vieron muy afectados y el gobierno impuso el estado de emergencia y cerró todas las escuelas, por lo que los niños se quedan todo el día en casa. No existen más los servicios básicos de salud porque la gente tiene miedo de acudir y ellos tampoco los pueden mantener abiertos porque todo compromete la salud. Este país perdió muchos doctores y enfermeros por el ébola y así hay muchos centros cerrados. Ahora hay gente que padece infartos que no pude ser atendida, las mujeres embarazadas reciben un tratamiento mínimo y por eso mueren unas seis madres por día. También tenemos casos de gente que vive con VIH que recibía tratamiento diario y dejó de recibirlo.

Sierra Leona

La gente no se siente segura al caminar por la calle, las escuelas cerraron, la gente no va a los mercados, muchos de los cuales cerraron.

¿Es esta la peor crisis que vivió?

«Ya nadie se da la mano, nadie se saluda, nadie se toca. Si sales o entras de la oficina, tienes que lavarte las manos. Cada vez que entras alguien te toma la temperatura. La vida cotidiana cambió completamente»

Las otras crisis eran más fáciles de entender y de atacar. En esta el enemigo es invisible. No sabemos dónde está. Puedo estar aquí sentado, viene alguien con ébola, toca la silla y deja la enfermedad ahí. Ya nadie se da la mano, nadie se saluda, nadie se toca. Si sales o entras de la oficina, tienes que lavarte las manos. Cada vez que entras alguien te toma la temperatura. La vida cotidiana cambió completamente. La gente apenas va a su trabajo y vuelve, los niños no van a la escuela, los jóvenes no van al liceo. Ya no hay restoranes, hay una sensación general de pánico y, a medida que la situación se agrava, los ingresos de las familias están disminuyendo y no pueden comprar nada.

Ya no hay más vuelos, apenas dos aerolíneas vienen al país, estamos completamente aislados. Hay gente que intenta viajar a otro lugar pero allí no la reciben.

¿Será suficiente la ayuda internacional?

Es prematuro decirlo; solo puedo afirmar que el ébola no es solo una epidemia, tiene impactos sociales y económicos mayúsculos. Los tres países están muy afectados y en el corto tiempo no solo la economía se resiente, sino que la estabilidad política también podría verse comprometida y los países podrían involucrarse otra vez en conflictos.

Las comunidades internacionales deberán estar disponibles para ayudar a estos países, incluso después del brote.

¿A qué se destina el dinero que envían otros países?

Se divide en tres frentes. Uno es el control de la enfermedad y la prevención; necesitamos más centros para esto. Lo segundo es para el mediano plazo: en estos países hay gente muy pobre que será aún más pobre y algunos de ellos necesitarán apoyo para superar la crisis. Después se necesitará apoyo para la recuperación, a largo plazo. Tenemos que poder garantizar un mejor tratamiento y servicios básicos. Hay que reconstruir el sistema de salud.

La OMS pidió USD 1000 millones.

Hoy eso alcanza. Pero si no se consigue esa suma, luego se necesitará diez veces más para recuperar lo perdido. De hecho hace pocos días la ONU pidió que se done ese dinero rápidamente para poder actuar de inmediato y contener el brote lo antes posible.

http://especiales.elobservador.com.uy/ebola/

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Dengue: escenario de emergencia ante un brote prevé 65.000 casos


Documento. MSP repartió plan con estimación y directrices a instituciones

FEDERICO CASTILLO
Mientras se siguen reportando casos sospechosos de dengue y se aguarda que se confirme o descarte la enfermedad en pacientes, el MSP planteó dos escenarios si hay epidemia. Esperan 32.529 casos como mínimo y 65.058 como máximo.

Uruguay está en este momento en una situación de «alerta en fase pre-epidémica» de la enfermedad del dengue y si se desata la epidemia, en el peor escenario, cabría esperar más 65.000 casos en todo el sistema de salud público y privado.

Esta información está detallada en uno de los documentos que el Ministerio de Salud Pública (MSP) elaboró ante una eventual epidemia de dengue y repartió a todos los centros de salud para que tengan claras las directrices para enfrentar una posible explosión de la enfermedad.

Uruguay se mantiene junto a Chile como uno de los dos países de la región que está libre de dengue autóctono. Han habido casos importados y se aguarda la confirmación de la enfermedad en pacientes que no salieron del país, pero presentan síntomas sospechosos.

Las autoridades sanitarias brindarán hoy en conferencia de prensa – y tras reunirse con los directores departamentales de Salud de todo el país- un reporte actualizado de la situación.

ESCENARIOS. El MSP delineó dos posibles escenarios en caso de que se desate un brote de la enfermedad, algo que depende en gran medida en que se confirme la presencia de un caso autóctono.

El informe detalla la cantidad de casos a esperar en cada una de las instituciones de acuerdo a su número de usuarios. Abarca a mutualistas, hospitales públicos y policlínicas de cada rincón del país.

En un escenario optimista se esperan 20.403 casos en la salud privada y 12.126 en la salud pública (32.529 en total). En el peor escenario de la epidemia, el MSP estima que habría 24.252 casos en salud púbica y 40.806 en todas las mutualistas (65.058 en total). La mayor expectativa de casos en salud privada que en la pública se explica por el número de afiliados que tiene cada subsector.

El número de casos fue estimado por año y según el riesgo epidemiológico: 1% de la población en áreas de mediano riesgo y 2% de la población en áreas de alto riesgo.

Además de los casos, el MSP prevé la cantidad de personas que podrían requerir internación (más de 4.500 como peor escenario), además del suero y medicamentos necesarios para enfrentar a la enfermedad que se transmite a través de la picadura del mosquito Aedes Aegypti.

CONTINGENCIA. Las instituciones tienen plazo hasta el 15 de febrero para entregar al MSP sus planes de contingencia ante una eventual epidemia.

«La falta de planificación para hacer frente a las epidemias, dan lugar a situaciones excepcionales que, en la mayoría de los casos exigirá nuevos dispositivos de organización de los servicios, con los desafíos de tiempo y legalidad para compras y contrataciones. Por esto, hay que tener una estructura jurídica y de gestión que establezca los caminos que garanticen la atención de los usuarios», argumentan las autoridades sanitarias en el informe.

«Existe evidencia que indica que una proporción importante de las muertes por dengue son evitables, y dependen directamente de la calidad de la asistencia prestada y de la organización de la red de servicios de salud», agrega.

También recuerda que el paciente con dengue «no requiere tecnología ni instalaciones de mayor complejidad y costo. Sin embargo, el abordaje oportuno, la correcta clasificación del caso y su manejo son factores críticos para evitar la evolución de los casos graves a la muerte».

«Es posible que la sobrecarga y el subsiguiente colapso no puedan evitarse si los servicios de salud no están preparados, o carecen de los recursos necesarios; por lo tanto se debe trabajar desde ahora en ese sentido», insiste el MSP.

Según datos de la OMS, la proporción de pacientes notificados que requirió hospitalización por dengue durante el periodo de 2001 a 2010 fue de un 7%; de ellos un 10% requirió cuidados intensivos. La duración promedio de la estadía en estos casos fue de 3 a 4 días en cuidados convencionales y de 5 días en unidades intensivas.

El País Digital

Preocupa al MSP una «posible epidemia de dengue» en Uruguay


«Estamos preocupados y se está impulsando desde el Ministerio (de Salud Pública) a las instituciones a que se preparen», dijo la directora de la Unidad de Zoonosis y Vectores del MSP, Gabriela Willat.

En declaraciones a radio El Espectador este lunes, la jerarca explicó que en el MSP se está «tratando de que se elaboren desde las instituciones los planes de contingencia pensando en una posible epidemia de dengue».

«Estamos tratando de capacitar al personal de salud lo más posible, tanto en el diagnóstico como en el tratamiento de estos pacientes», añadió.

La especialista explicó que para prevenir la presencia del dengue en el país se aplica «una metodología, que se llama LIRA, que es una sigla que quiere decir Levantamiento de Índices Rápidos de Aedes Aegypti».

Se trata de «una metodología brasilera que en realidad se aplica en todo Mercosur. Con eso logramos seguir de cerca el vector, saber cuáles son los índices de este mosquito y en qué cantidad se encuentra en cada una de las localidades donde se aplica, y esta metodología la aplicamos entre dos y tres veces al año, ya desde el 2010. Con eso hacemos un seguimiento del vector», informó.

Willat pidió nuevamente a la población que extreme las medidas de prevención eliminando todos los recipientes con agua que puedan quedar luego de las lluvias o riego.

El País Digital
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