Posts Tagged ‘Banco de Previsión Social’

Inaugurado centro de afecciones raras


PARA 2.000 PERSONAS

La ministra de Salud Pública, Susana Muñiz, y el presidente del Banco de Previsión Social (BPS), Ernesto Murro, inauguraron la primera etapa de las instalaciones de la Unidad de Diagnóstico y tratamiento del Centro de Referencia Nacional de Defectos Congénitos y Enfermedades Raras (Crenadecer).

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Atiende a más de 2.000 niños y adolescentes que padecen enfermedades raras entre las que se encuentra la fibrosis quística y piel de cristal. El BPS invirtió casi US$ 1 millón.

En el Crenadecer se atienden 2.000 personas que padecen enfermedades raras y defectos congénitos. El gobierno está realizando una proyección que estima que la atención puede alcanzar a más de 7.000 personas. Una serie de organizaciones de personas que las sufren está buscando la aprobación de normativa sobre las denominadas «enfermedades raras» para asegurar el tratamiento de esas afecciones. En algunos casos, esos tratamientos son muy caros.

La inauguración fue la primera etapa, de cinco que están programadas, y permitirá la creación de un hospital de día, consultorios para la atención de varias enfermedades —entre ellas la fibrosis quística—, la consolidación de equipos médicos de alta tecnología y la atención de expertos profesionales y técnicos, informó la ministra Muñiz.

http://www.elpais.com.uy/informacion/inaugurado-centro-afecciones-raras.html

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Inspecciones de Trabajo: cada vez más denuncias


FISCALIZACIONES

Dado el incremento de las denuncias, la Inspección General del Trabajo aumentó la cantidad de fiscalizaciones, llegando este 2014 a 8.000 inspecciones y 400 expedientes en proceso.

 Trabajo

La plantilla de controladores es actualmente de 120, divididos según las áreas. Ante incumplimientos, se utilizan mecanismos que van de la amonestación a la sanción y hasta la clausura.

Este año se registró un crecimiento importante de expedientes, que incluye lo relativo a condiciones ambientales y generales de trabajo, es decir, por un lado salud y seguridad y, por otro, documentación, tanto sea planilla de trabajo, recibos de pago, horas extras, personal registrado y cobertura del Banco de Seguros del Estado (BSE), detalló la inspectora general de Trabajo, Cristina Demarco.

También hubo un aumento notable de los números vinculados a la labor de la Inspección, añadió Demarco en extensa entrevista con la Secretaría de Comunicación.

En lo que va de 2014 ya se realizaron más de 8.000 inspecciones en ambos ámbitos. A esto se suman los controles que se realizan tras esas intervenciones (se les da un plazo para que cumplan y por ende se concurre a verificar que fue así). En ese mismo lapso ingresaron más de 400 expedientes de denuncias de acoso laboral, maltrato, destrato, discriminación, acoso sexual y todo lo vinculado a los derechos inespecíficos.

“Hay más control y hay más denuncias. Nosotros actuamos por operativo determinado por el jerarca, por rama de actividad o por denuncias. Hicimos muchos, pero también se incrementó el número de denuncias”, explicó.

Este resumen es un balance tras conmemorarse el 17 de noviembre el Día de la Inspección General de Trabajo y Seguridad Social (IGTSS), según lo establecido por el decreto 472/2005, aniversario que coincide con una etapa de celebraciones de importantes hitos en lo referente a la seguridad y salud en el trabajo.

Por ejemplo, en esa misma fecha se cumplieron 99 años de promulgada la Ley 5.350 de Trabajo Obrero, que creó el primer cuerpo de inspectores laborales para controlar el cumplimiento de la jornada laboral de ocho horas, y se considera formalmente la conformación de la Inspección como tal. Asimismo, se recuerda la reciente conmemoración del centenario de la Ley N° 5.032 de Prevención de Accidentes de Trabajo.

En este escenario y a pocos días de finalizar el año, Demarco realizó una puesta a punto del accionar de la dependencia que representa y su evolución en los últimos años.

Explicó que en este mandato se hizo hincapié en los sectores de la construcción y del área rural, con más salidas al interior del país para recorrer lugares que nunca habían sido inspeccionados, a la vez que tuvo más injerencia en la detección de personal extranjero en determinadas actividades.

Otra área en la que se incrementaron los controles ministeriales fue en el relevamiento del personal doméstico. Si bien hace cinco años que viene creciendo en fiscalización, de alguna forma la difusión de la normativa se reflejó luego en las inspecciones.

Actualmente se desempeñan en la tarea 120 inspectores, de los cuales 60 se abocan a condiciones generales y la otra mitad a la seguridad y la salud.

Demarco indicó que en estos años se logró una profesionalización de los inspectores, como es el caso de muchos de los que están abocados a condiciones ambientales, que son especialistas en la materia con títulos medios o universitarios, y el de los técnicos prevencionistas. Lo mismo ocurre en condiciones generales de trabajo.

El personal se ha capacitado mucho más. En los últimos cinco años la capacitación adquirió relevancia y la concientización, la sensibilización y el llegar al interior del país se da mucho más que en años anteriores.

Omisiones y sanciones

“Muchas empresas aún no tienen la planilla de control de trabajo y hay personal sin anotar. Eso es bastante grave, porque incide en lo que es la historia laboral de la persona y, cuando se quiera jubilar, esos años no son fácilmente reconocidos”, advirtió.

“También tenemos algún caso de personal extranjero sin la debida documentación para trabajar en el país, y hay muchos casos en los que no existe la afiliación al Banco de Previsión Social y al Banco de Seguros del Estado. En esos casos estamos pasando el oficio correspondiente a los organismos”, agregó.

Demarco aseguró que “hay empresas que son infractoras natas, que se siguen reiterando las infracciones e, incluso, no vienen a interesarse por los expedientes, llegan a la clausura administrativa (por seis días en los que empleador debe abonar los salarios), porque no cumple reiteradamente”, señaló.

De todas formas, producto de la campaña de sensibilización que se lleva adelante, una parte importante del personal empresario toma conciencia y se están dando grados de cumplimiento.

“La difusión y sensibilización está haciendo tomar conciencia de que es preferible tener a la empresa en forma legal o formalizada que estar por fuera”, agregó.

La Ley 15.903 ofrece un mecanismo de amonestación, sanción o clausura, en ese orden de prelación, según la gravedad del asunto.

La amonestación implica solamente un aviso, un alerta que deja registrado un antecedente ante el Ministerio de Trabajo, mientras que la sanción supone la aplicación de una multa económica en unidades reajustables.

En cuanto a la clausura, existen la administrativa, cuando persiste el incumplimiento y ya no alcanza con poner multas e intimar porque igual no acata, y está la preventiva, que es cuando el inspector de trabajo en el espacio laboral ve un riesgo evidente para la salud y la integridad física del ser humano que está trabajando allí y, por ello, inmoviliza el andamio, la hormigonera o lo que sea necesario en el momento.

Para levantar una clausura se deben presentar los estudios correspondientes o cambiar la forma de trabajo y volverlo más seguro. A toda esta actividad se suma lo que en seguridad y salud se genera en las tripartitas del sector.

“Casi todas las tripartitas de rama tienen un ámbito aquí. En este momento tenemos más de 16, algunas de las cuales funcionan mejor, otras peor, pero estamos con eso armado, formado y se fueron generando en los últimos cinco años”, puntualizó.

“Son todos de ramas de actividad, la más antigua es la construcción y la química que ya venía funcionando, pero a lo largo de estos 10 años y con más ímpetu en los últimos cinco, se formaron metalúrgica, call centers, láctea, muchas que vienen trabajando para seguridad y salud en el trabajo”, detalló.

“La tripartita madre de todas estas, donde llegan los problemas que no se pueden resolver en las bipartitas de empresas o en las tripartitas de la inspección, es la Comisión Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo”, indicó Demarco.

http://www.republica.com.uy/inspecciones-de-trabajo-8-000-intervenciones-y-cada-vez-mas-denuncias

En la universidad pese a todo


Jóvenes estudian para ser profesionales, aunque su condición física o mental sea un obstáculo.

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Matías Verdugo no reclama preferencia, sino igualdad. Foto: Francisco Flores.

Son trece escalones. Los conoce a la perfección. Los tiene que contar, uno por uno, cada vez que entra o sale de la Facultad de Psicología, donde cursa el último año de carrera. Con la ayuda de su bastón subey sortea los mil y un obstáculos que pueda haber en el pasillo, el baño o el salón de clases. El viernes anterior, ni bien contó el escalón trece, se pegó con un cartel. Era una pizarra apoyada contra la pared que invitaba a los estudiantes a la Marcha de la Diversidad. Y Mauro Sghezzi (25), quien hace diez años dejó de ver, no pudo evitarla.

Un problema de nacimiento hizo que lentamente fuera perdiendo la visión hasta que, cuando cumplió 15, la oscuridad fuera completa. Sin embargo, él es uno de los 1.123 alumnos de la Universidad de la República (Udelar) que, a pesar de tener alguna discapacidad física, estudia a nivel terciario. Son 1,3% del total.

En su morral lleva a la facultad de la Udelar un grabador con el que repasa las clases y, de vez en cuando, su computadora portátil donde saca apuntes. Gracias a Jaws, un programa informático, escucha dónde está ubicado el cursor para ir manejando el equipo. Otro software (FineReader) reconoce los caracteres y se los lee. Por eso baja los textos de Internet o digitaliza alguna fotocopia cuando es difícil acceder a ese material en la Red. Al menos es lo que hacía hasta el año pasado porque, por la polémica con las fotocopiadoras cercanas a la Facultad de Derecho, cerró el local al que enviaba los libros. Hay veces, incluso, que su padre lo ayuda a entender qué dice un contenido que no le quedó claro.

«En los primeros tiempos de facultad era muy común encontrar obstáculos en el camino», recuerda Mauro. Tachos de basura en la mitad del pasillo, carteles colgados del techo que llegaban a la altura de la cabeza y la falta de un ascensor para acceder al último piso en donde tiene las clases teóricas hacían necesaria la ayuda de algún compañero solidario para llegar sano y salvo a destino. Pero la realidad, dice, cambió.

Hubo reformas edilicias y ahora la biblioteca cuenta con una computadora que tiene instalado el programa especial para poder dar los exámenes, si es que algún profesor no le permite traer la suya personal. Por eso, dos o tres semanas antes de cada prueba, Mauro procura hablar con el docente y solicita el acceso al equipo.

«Una vez», cuenta, «la profesora se olvidó de solicitar la computadora y, previendo que eso pudiera ocurrir, traje la mía. Al llegar al salón constaté que, efectivamente, no estaba el equipo y la docente sorprendida dijo: No hay lugar para apoyar la PC, ¿cómo hacemos?. Mi padre, que justo me acompañó ese día hasta llegar a la clase, sacó la campera de la docente de una silla y dijo: Ahora sí hay lugar. Lo que falta, a veces, es voluntad». 

Aunque no los conoce, Mauro tiene mucho en común con Rodrigo, Matías y Gonzalo. Los cuatro son jóvenes, talentosos, con futuro y que están estudiando para ser profesionales. Sin embargo, también los une el hecho de que se enfrentan al sistema educativo en desigualdad de condiciones con respecto a la mayoría: Mauro con su ceguera, Rodrigo y la sordera, Gonzalo tiene Síndrome de Asperger y Matías sufre paraplejia. A pesar de eso, ellos, como otros uruguayos, asisten todos los días a sus respectivas facultades, estudian en grupos de compañeros, rinden los exámenes y aspiran a títulos como cualquier estudiante más. Con más esfuerzo.

El coraje, sumado al respaldo familiar, le permitió a Mauro llegar hasta este nivel educativo y trabajar como administrativo en el Banco de Previsión Social, donde quiere ejercer la psicología una vez obtenido el título. Y por supuesto que el camino no le es fácil. De hecho, Mauro era un brillante alumno de Matemática, de esos que sacan las mejores calificaciones. Era capaz de pensar mentalmente los problemas que un profesor le planteaba y, en segundos, resolvía la consigna. Así fue hasta que llegó al Bachillerato Científico. Un profesor de Física no supo describirle unas gráficas, le dijo que sin mirar era imposible comprenderlas y que no entendía por qué seguía estudiando. Lejos de desanimarse empezó Humanístico y cuando el problema volvió a presentarse con algunas proyecciones, optó por sexto de Derecho. Y de ahí, a su actual carrera.

El mismo temple de acero tuvo cuando algún compañero de liceo lo hostigaba, no tanto por su ceguera sino por su rendimiento académico. Distinta es la vivencia en facultad. Al poco tiempo de haber empezado los cursos se le acercó Tania, una compañera, y lo invitó a formar un grupo de estudio. Ese equipo creció y hoy son catorce amigos que comparten desde casamientos hasta horas enteras repasando: unos leen en voz alta y Mauro aporta su conocimiento.

Es que Mauro se concentra tanto en la tarea que, por momentos, se olvida de que es ciego. «Como durante un tiempo de mi vida pude ver, me imagino las imágenes o armo mis propias interpretaciones de cómo son las personas que me rodean», dice sentado en el patio de la universidad.

¿Cómo hacés con la información visual que te perdés de una paciente?

Me puedo perder datos visuales, pero los obtengo de otra forma. Uno puede notar los nervios no solo en los movimientos, también en el habla, en los silencios. O, indirectamente puedo pedirle al paciente que se describa.

Lo que parece complejo, Mauro lo resuelve con esa sencillez. Y es así que entiende a la universidad como «un maravilloso ámbito para crecer, superarse y ser quien uno quiere ser».

ANIMADO. Rodrigo Couto (24) es un extranjero en su propia tierra. Es uruguayo, pero su sordera absoluta de nacimiento producto del Síndrome de Usher que padecen 3,5 personas cada 100 mil en el mundo hace que su idioma oficial sea el lenguaje de señas y que necesite de un intérprete para entender, a la perfección, lo que un profesor explica en la universidad. Aun así le quedan solo cinco materias para recibirse de licenciado en animación y videojuegos.

Parece paradójico, pero no lo es. Rodrigo es un fanático de la informática y el diseño desde los 14 años. Por eso, cuando notó que quería estudiar una carrera vinculada a la animación 3D en la Universidad ORT, consultó al coordinador si era viable cursar y luego ejercer la profesión en un área en la que el sonido es una pieza fundamental. Y la respuesta fue: «Se trata de un trabajo en equipo y un compañero oyente puede resolver los aspectos de sonido».

De hecho, hace un año Rodrigo publicó un video inaudible, como ejercicio de clase, reclamando subtítulos en los programas de televisión. En solo una semana fue compartido más de 8.000 veces a través de Facebook. Fue una demostración, dice, de lo que las personas sordas son capaces de hacer con el objetivo de que «la sociedad tome conciencia» de su existencia.

Es que dentro del sistema educativo la discapacidad auditiva es la más relegada. Solo el 0,3% estudia en la universidad. Y de las más de 320 personas que ingresaron desde 1996 a liceos públicos accesibles para sordos, solo 24 se graduaron. Sin darnos cuenta, dicen los especialistas, buena parte de la información que recibimos en la vida entra por el oído.

«Cuando ingresé a facultad no sabía que había reglas en los exámenes, nadie me lo había explicado», cuenta y admite que con el tiempo se fue acostumbrando. A la hora de escribir Rodrigo tiene cierta tolerancia. «Los profesores me han dicho que no hay problema alguno si algo no está bien escrito mientras se entienda el concepto», señala después de haber terminado su jornada laboral en Aula Virtual de UTE.

Cara a cara conversa con mayor facilidad y cuando un docente no le entiende opta por redactar en la computadora. Por eso, los trabajos prácticos le resultan más accesibles. Para las materias teóricas necesita de un intérprete cuesta unos 200 pesos la hora, en universidades públicas y UTU lo financia el Estado, salvo que intente leer los labios, algo realmente muy difícil. Los profesores, dice, no están acostumbrados a hablar siempre para el mismo lugar o bien se dan vuelta para anotar en el pizarrón y él se pierde la mitad del discurso. Para su suerte no se perdió el derecho de estudiar lo que realmente le gusta.

EL PARTIDO. Matías Verdugo (24) quería ser jugador de fútbol, pero está cursando el tercer año en Ingeniería en Sistemas. En 2004 le apareció un dolor en su espalda y no tuvo más remedio que operarse. Lo que jamás imaginó es que la intervención saldría mal y, desde entonces, no tendría control del tronco y las piernas.

Aun así su vida de estudiante parece la de un partido. Debe planificar cómo transportarse con, al menos, 24 horas de anticipación. Tiene que enfrentar a un rival que, en su caso, son los ascensores viejos que a veces se trancan, los estudiantes que encadenan sus bicicletas en la rampa de acceso a la facultad y los funcionarios que, sin tener matrícula para lisiados, estacionan sus autos en los espacios reservados.

Y además se prepara para, con su silla de ruedas, jugar en todas las canchas. Es que a veces tiene que trasladarse desde el edificio central de Julio Herrera y Reissig hasta el anexo. Es un trayecto que no supera una cuadra pero tiene, en el camino, piedras y una pronunciada pendiente. En bajada todo le es más fácil, aunque más de una vez volcó. En subida, el desafío le es sencillamente «imposible».

Pero Matías, que sale adelante a pesar de todo, cuenta con la ayuda de sus compañeros. Si lo ven en dificultades, lo asisten. Con algunos forjó una amistad, sale a bailar, estudia y comparte el infaltable mate. La única complicación, admite, es juntarse a preparar un trabajo a deshora o fuera de la facultad.

Suele movilizarse con la camioneta de la Comisión Nacional Honoraria de la Discapacidad. Cada tramo del viaje le cuesta 90 pesos. Y, aunque recibe una beca por méritos académicos debe salvar 60% de las materias que cursa, no le alcanza el dinero y debe administrarse bien los tiempos.Es que el vehículo funciona solo de lunes a viernes hasta las ocho de la noche. Además, lo debe solicitar el día anterior. Para colmo, por la puerta de la universidad no pasa ningún ómnibus accesible y la última opción que tiene, la del auto propio, es una utopía porque desde enero está a la espera de la autorización para la exoneración de impuestos que exige la ley. Y hasta ahora no obtuvo respuesta.

El 1,9% de los estudiantes de la Universidad de la República tiene discapacidad motriz severa. Los principales problemas para esta población, explica el psicólogo Sergio Meresman, son las condiciones edilicias (que están cambiando, aclara) y la falta de educación que permita modificar ciertas actitudes involuntarias.

«No estoy reclamando preferencia, estoy pidiendo igualdad», dice Matías en referencia a que no ha tenido obstáculo alguno para conversar con el decano, pedir el cambio de salón para algún parcial o la tolerancia de llegar tarde porque el ascensor estaba fuera de funcionamiento. Y, de apoco, los cambios aparecen. De hecho, ya ha tenido ofertas laborales por ahora solo da clases particulares de Matemática y Física y estima que, para cuando se reciba, esos lugares en lo que trabajará serán accesibles. Eso sí sería un golazo.

COMUNICACIÓN. Cuando Gonzalo Scrigna (24) decidió estudiar periodismo deportivo, por sugerencia de su psiquiatría, el primer sorprendido fue su entorno. No es que no haya mostrado conocimientos e interés por los deportes. Al contrario, tiene una facilidad para recordar fechas de campeonatos y hechos épicos, además de poder analizar el juego, que bien puede ser envidia de los grandes comentaristas. Pero tiene Síndrome de Asperger, una condición que forma parte del espectro autista y que, justamente, se manifiesta con problemas para la comunicación e interacción social.

En Uruguay no hay cifras exactas sobre cuántas personas presenta esta problemática. En el mundo se estima que el 1% de las personas tiene autismo y, de ellos, uno de cada cinco puede tener Asperger. Gonzalo no reniega su condición y aunque no pasea por los pasillos del Instituto Profesional de Enseñanza Periodística (IPEP) con un cartel que explique su síndrome, tampoco lo oculta.

Para quien no lo conoce es difícil que a simple vista note alguna diferencia con el resto, salvo porque habla en forma particulary demasiado rápido y, rara vez, conversa solo o dibuja con el dedo en el aire. Desde los 17 años es consciente de lo que tiene, su madre se lo explicó, aunque recuerda que acude a equipos de salud mental desde los 5 años, cuando fue diagnosticado. Fue justamente su madre, Isabel, a quien le llamó la atención la dificultad de su hijo para jugar a las escondidas o hacer una cola en el tobogán para esperar su turno.

No es su caso, pero el diagnóstico tardío es una de las principales explicaciones del bajo porcentaje de personas con autismo que alcanzan la universidad, explica su psicólogo Fabricio Gómez, quien acompañó a Gonzalo en los primeros días de adaptación al curso el año pasado.

«Necesitaba esa seguridad y saber que si me ponía muy nervioso ante algo nuevo podía recurrir a su ayuda», cuenta Gonzalo con la soltura de un profesional de la comunicación. Luego pasó a desenvolverse completamente solo, va caminando desde su trabajo en una tienda de artículos para turistas y regresa a casa en ómnibus.

A diferencia del liceo, donde tenía tolerancia en los tiempos de las pruebas y el nivel de algunos trabajos, en el IPEP es uno más. Así se lo hacen saber sus profesores y sus compañeros de clase, con los que tiene buena relación. Y, por ahora, su desempeño es «excelente», comenta el psicólogo.

Distinta fue su realidad en los talleres Don Bosco, cuando intentó estudiar informática ni bien egresó del colegio Clara Jackson. «Los compañeros me hacían la vida imposible, me incitaban a que probara el cigarrillo, era horrible», recuerda.

A las personas con Asperger muchas veces se las tilda de genios. Gonzalo no cree que su intelecto sea superior a la media. Sí reconoce que cuando algo lo apasiona se vuelca de lleno a la tarea. Es lo que le sucede con el periodismo deportivo y con las prácticas del programa Básquetbol para Todos en el Defensor Sporting donde juega con la ventaja de medir 1,95 metros.

¿Cuál será su futuro? La salida laboral no es algo que, a priori, le preocupe. Prefiere no cargarse esa mochila y focalizar todo el esfuerzo en el estudio. Eso sí: tiene pendiente entrevistar a Antonio Pacheco. Y, a la vista de su actitud, lo conseguirá.

Un camino que se hace cuesta arriba

Más del 16% de los uruguayos tiene una discapacidad permanente para ver, oír o caminar. Sin embargo, en el ámbito educativo «las personas con discapacidad quedan en el camino, mucho antes de la universidad», dice el psicólogo Sergio Meresman, coordinador del Instituto Interamericano sobre Discapacidad y Desarrollo Inclusivo. «De hecho la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) no tiene previsto un área en Secundaria que se dedique a ellos». Tal es así que solo 1,3% del alumnado de la Universidad de la República manifiesta tener algún tipo de discapacidad. ¿Por qué algunos llegan y otros no? «El apoyo familiar es decisivo», señala el psicólogo. «Todo depende del horizonte que los padres se animan a ponerle a sus hijos». Lo otro es la resiliencia de las propias personas con discapacidad, que es la capacidad de sobreponerse a las adversidades. Y, por último, influye el sistema. «La propuesta universitaria», dice Meresman, «no es personalizada y no se adapta bien a cada persona concreta».

Pablo Pineda

El primer egresado con down

Atiende a Domingo desde su casa de veraneo en Alicante, aunque el resto del año vive en Málaga, España. Habla con acento cerrado, mezcla del castellano con el valenciano, el italiano que maneja con soltura, el inglés y su propia condición. Es la primera persona europea con Síndrome de Down que terminó la universidad. Pablo Pineda (40) se graduó de magisterio y psicopedagogía, publicó un libro, filmó una película por la que ganó el premio de San Sebastián a Mejor Actor y una calle de su ciudad lleva su nombre. No en vano lo que más llama la atención de su voz es la alegría, más allá de las adversidades.

«Los chicos con Síndrome de Down son personas torpes, repetitivas y que les gusta la música». Esa era la definición en el libro de Psicología Evolutiva que estudió en la universidad. Años antes, en el liceo, «mongólico» y «retardado» era lo más suave que le decían sus compañeros, en referencia a su discapacidad intelectual fruto de una alteración genética, por la duplicación del cromosoma 21. Pero «flaco favor les hacía si dejaba caer la toalla», reflexiona sobre su capacidad de resiliencia. «Soy una persona muy decidida y si bien el Síndrome de Down hace que haya dificultades en el mecanismo de aprendizaje, lo único que necesitamos es más tiempo y tranquilidad para asimilar los conceptos», dice.

Tal es así que todos los días se establecía una rutina los trabajos sistemáticos «le sientan bien», cuenta y pasaba unas cinco horas leyendo los materiales; siempre en voz alta y con lapicera en mano. Esa fue su estrategia para lograr lo que anhelaba desde pequeño: «Volcar los conocimientos a los niños».

Antes de pensar en ser maestro una idea que meditó junto al catedrático de la universidad pública de Málaga donde se graduó quiso ser abogado e incluso periodista. Y siempre con el objetivo claro de ayudar a la inclusión de personas con discapacidad. De hecho, hoy es consultor de la Fundación Adecco para la inserción laboral de personas con dificultades físicas o intelectuales. Y concluye desde el otro lado del Atlántico con un mensaje para quienes están en la situación que él ya vivió: «Luchen, no se acomplejen nunca, no se comparen con nadie y sigan pidiendo a gritos los derechos que tienen como ciudadanos».

El paradigmático caso de Temple Grandin y los animales

Hasta los cuatro años Temple Grandin (67) no habló. Le diagnosticaron daño cerebral y bastante tiempo después notaron que era autista. Rechazaba los abrazos hasta que descubrió una máquina que tenía su tío ganadero para calmar a los animales. Eran dos palancas metálicas que generaban presión a ambos lados de las vacas y las desestresaban. Ese fue el comienzo para idear su carrera. Es doctorada en Ciencia Animal y profesora en la Universidad de Colorado, Estados Unidos. Así relata su experiencia a Domingo:

¿Cómo logró ingresar a la universidad?

Se hizo un arreglo con el decano para dejarme ingresar bajo la condición de que obtendría buenas calificaciones. Luego de entrar, tuve que probarme a mí misma y obtuve buenas notas.

¿Recibió ayuda de sus profesores y compañeros de clase?

Los profesores me han ayudado mucho. El amable profesor de matemática Mr. Dion me tutoreó y colaboraba fuera de hora. Recibí su ayuda antes de que tuviera alguna mala calificación. Algunos estudiantes no me han ayudado tanto, sin embargo hice buenos amigos.

¿Fue acompañada?

No, fui sola. Me permitieron quedarme a dormir en un dormitorio doble, en vez de estar con tres chicas en una habitación, como era lo normal. De lo contrario me hubiera sido imposible estudiar y descansar.

¿El autismo colaboró en su estudio?

Me ayudó en mi trabajo con animales, porque ellos son pensadores visuales, como yo (crean secuencias de imágenes). Pero siendo una mujer en un ambiente de hombres en la década del ´70 fue difícil. Trabajé duro para demostrarles a las personas que era inteligente y no estúpida.

Del braille a la magia de la pc

Cada vez que Mauro Sghezzi quiere acceder al texto de uno de los teóricos de la Psicología, baja el material de Internet o digitaliza el libro y lo escucha con un programa informático. Así ahorra tiempo y dinero frente al braille.

http://www.elpais.com.uy/domingo/universidad-discapacidad.html

Unos 2.300 discapacitados tendrán asistentes gratuitos


ASISTENTES COBRARÁN $ 8.500 POR 20 HORAS SEMANALES

En los próximos días se dará a conocer una línea gratuita, en la que personas con discapacidad severa podrán inscribirse para acceder a un servicio de asistente directo. Tendrán derecho quienes estén impedidos de vestirse y alimentarse por sus propios medios, entre otras limitaciones.

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Si bien se estima que hay unas 17 mil personas en esta situación en Uruguay, inicialmente y desde agosto, se acompañará a 2.300 ciudadanos. Los asistentes percibirán un salario de 8.500 pesos por 20 horas semanales. La inversión anual será de US$ 10 millones.

El anuncio fue hecho al finalizar el Consejo de Ministros en la Torre Ejecutiva, por el secretario de la Presidencia, Homero Guerrero.

El jerarca dijo que está pronto el decreto reglamentario que regula la tarea de los asistentes para cuidados a personas con discapacidad severa.

Luego que la persona se registre, funcionarios del Ministerio de Desarrollo Social (Mides) visitarán sus hogares y evaluarán si están comprendidas en esa situación.
Los denominados asistentes personales percibirán un salario nominal de $ 8.500 por 20 horas de trabajo semanal. No se permitirá que familiares de las personas con discapacidad desarrollen esta tarea en forma remunerada.

En otro orden, Guerrero anunció que el gobierno de Ecuador envió una donación importante a nuestro país que beneficia a las personas con discapacidad. Será administrada por el programa correspondiente del Mides.

Computadoras para discapacitados

En el marco del plan Antel Integra, la empresa entregará hoy computadoras especialmente acondicionadas para beneficiarios con discapacidad del Banco de Previsión Social. Esta acción, según el ente, forma parte de las políticas de Antel de democratización del acceso a las tecnologías de la información y las comunicaciones, mediante actividades tendientes a la integración social de todos los ciudadanos. En tanto en adhesión a la Concienciación Mundial sobre el Autismo, conjuntamente con la Embajada de Israel y la Federación Autismo Uruguay, se inaugurará hoy la Exposición de Dibujos de Artistas Autistas Israelíes.

http://www.republica.com.uy/

 

BPS alertó a las familias que cuiden a sus ancianos cuando sacan préstamos


Si bien se atraviesa una época donde aumenta en forma significativa la cantidad de pasivos y pensionistas que gestionan ante el Banco de Previsión Social, la posibilidad de lograr un préstamo, las autoridades del ente, piden a las familias que tengan especial cuidado con los adultos mayores.

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Se han detectado cientos de situaciones muy complicadas, donde los funcionarios del BPS han tenido que intervenir y en muchos de los casos elevar el tema a la justicia, debido a que muchas personas de la tercera edad son víctimas de engaños.

Si bien el BPS hace investigaciones de acciones que llevan adelante pasivos acompañados y que dejan alguna evidencia que pueden ser víctima de alguna maniobra, las autoridades del organismo piden que la familia cuide y acompañe a los abuelos en este tipo de gestiones de las que muchas de los últimos meses han sido elevadas a la justicia.

Sonia Montesdeoca, gerente del BPS-Salto, dijo que el personal del banco está capacitado y entrenado para detectar cuando un anciano, no sabe que es lo que está solicitando ante el BPS.

Dijo que muchas veces se lleva a la persona a retirar un préstamo y no sabe que es lo que está firmando, ni cuanto dinero está solicitando, ni cuanto se le restará por mes de su jubilación o pensión y a veces ni siquiera sabe que es lo que fue a hacer.

Si bien este tipo de situación es alertada por el personal del banco, hay muchas que no, por tanto se pide que se tenga especial cuidado y atención porque en los últimos meses muchos adultos mayores han sido víctima de estafas.

Montesdeoca dijo que muchas veces el usuario concurre al mes siguiente al banco a consultar porqué le vino de menos su jubilación y recién ahí se entera que el mes anterior solicitó un préstamo, pero que no sabía que era lo que gestionaba.

Lamentablemente hay situaciones en que se ve involucrada la propia familia del anciano, pero hay muchas otras en las que vecinos, conocidos y hasta personas que les solicitan ayuda, terminan aprovechándose de su buena voluntad.

Montevideo, Uruguay
Unoticias
Fuente Diario Cambio
VA

 

Mides: desconocimiento de requisito para cobrar asignación no sorprende


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«El desconocimiento de los requisitos es realmente bajo», dijo el funcionario del Ministerio de Desarrollo Social Juan Labat, en entrevista con El Observador

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En las oficinas del Banco de Previsión Social o del Ministerio de Desarrollo Social se puede iniciar la solicitud para recibir la asignación familiar para trabajadores de bajos ingresos o la que se otorga a hogares vulnerables a través del Plan de Equidad. En ambos casos, los funcionarios exigen al momento de la inscripción un montón de documentos que acreditan la vinculación con los sistemas educativo y sanitarios. Una vez que el beneficiario empieza a cobrar la asignación, los controles se relativizan. Para Juan Pablo Labat, director de Evaluación y Monitoreo del Mides, esto no necesariamente es negativo porque uno de los objetivos de la transferencia es aumentar el ingreso.

La encuesta del Instituto de Economía revela que el conocimiento de las condicionantes para cobrar asignación familiar es bajo…

Es bajo, realmente bajo.

¿Lo sabían en el Mides?

Teníamos una idea, sí. No teníamos una medición cabal del asunto. En general, en este tipo de programas, se da. Se dio en el Plan de Emergencia, al principio del Plan de Equidad.

No con valores tan bajos, pero también se dio. Tiene que ver con el ejercicio real o no de los controles. A partir de este año, que un montón de gurises dejaron de cobrar por no ir, va a haber más conciencia, va a ser más conocido.

El hecho de que durante años no se sacaran asignaciones por inasistencia, ¿no es una mala señal para los beneficiarios?

Es una discusión. Está bien, pero si le sacás la asignación lo que hacés es sacarle ingresos a una familia que tiene niños en situación de pobreza, que no están logrando los mínimos necesarios para su desarrollo. Si todo eso lo hago para lograr que vayan al liceo, pero no lo logro, o lo logro solo en un 3%, te volvés a plantear la pregunta: ¿es por acá la cosa? Porque ahora en lugar de tener una privación tienen dos. Esa es la discusión sobre cómo hacer que la política sea efectiva, y no es nada fácil. Con el control claramente ganás credibilidad en el sistema, pero el costo que tiene es que hay un grupo de hogares que viven peor que antes.

¿Cómo se difunden los requisitos?

Cuando te presentás en el mostrador del BPS tenés que entregar todos los papeles que garantizan que sos hábil para cobrar: que asiste al sistema educativo, que tiene los controles de salud, certificado de tenencia de los niños que viven contigo.

Ahí la persona se entera, ¿pero qué pasa después?

En realidad tiene que mandar a los niños a la escuela y al liceo por obligación, por ley, ni siquiera por la asignación. Te puedo garantizar que tampoco saben que por ley tienen que mandarlos. En serio. Uno cuando hace este tipo de cosas se desayuna de ciertas realidades sociales.

¿Pero alguien le vuelve a recordar a la persona cuáles son los requisitos para cobrar la asignación? ¿Hay algún tipo de difusión? Porque, si no, puede decir ‘a mí nadie me dijo’ o ‘a mí nadie me controló’.

Te puedo garantizar que hay un montón de respuestas posibles. Las personas pueden decir que no saben aún sabiendo, porque hay algo que en sociología es muy común y es dar la respuesta socialmente aceptada.

Muchos padres que saben que no es correcto que su hijo no vaya al liceo pueden decirte ‘ah, pero yo no sabía’. Independientemente de eso, por los números del estudio, es obvio que hay mucha gente que de verdad no lo sabe o no lo recuerda.

En ese sentido se pueden hacer campañas. Y se han hecho. Cuando resurgió la asignación familiar, en 2008, durante todo 2008 y 2009 se hicieron campañas para que la gente fuera a cobrar la asignación familiar.

¿Y se logró?

Estaba previsto que en abril de 2009 se hubieran inscripto unos 170 mil hogares a los que les correspondía cobrar.

Hete aquí que en ese momento, con una furiosa campaña del BPS, se presentaron 30 mil.

Los otros 140 mil no se presentaron. Después fueron llegando de a 3 mil o 4 mil y aumentando muy paulatinamente el número de beneficiarios que podrían haber cobrado desde abril, pero por distintos factores (cómo se da la comunicación, los tiempos de la gente para hacer los trámites, los tiempos para conseguir los papeles…) no lo hicieron.

Estas cosas no tienen nada de automático. Son largos procesos. Al día de hoy  no se llegaron a inscribir los 500 mil que en algún momento esperamos que cobraran la asignación. Hoy son del orden de los 400 mil.

Entonces sí se hicieron campañas para difundir los requisitos.

Sí, se hicieron. Fueron globales sobre las asignaciones, pero incluían las contrapartidas. Es un tema polémico, que a los políticos les encanta discutir. Lo único que me preocupa es que cuando discutan no haya un parámetro de cuánto gasta Uruguay en relación al PBI, o cuánto gastan otros países. Porque se habla como si Uruguay gastara fortunas en transferencias monetarias…

¿Cuánto gasta Argentina, por ejemplo?

No tengo cifras precisas ahora, pero del orden de dos veces lo que gastamos nosotros. No es una diferencia menor.

¿Y Brasil?

En este último período está gastando mucho más por los planes Brasil Sin Miseria, y con un paquete mucho más integral de políticas que va más allá de las transferencias.

No estamos en la punta ni lejos de los países que más gastan en estas cosas. Es verdad que hemos mejorado el gasto público en esto, pero no pienses que de tu sueldo van $ 100 a las asignaciones; irán $ 1 o $ 2.

Perfil

Juan Pablo Labat trabaja en el Ministerio de Desarrollo Social desde su creación, en 2005. Primero fue asesor de la subsecretaría, que ocupaba Ana Olivera. Desde ese rol realizó el seguimiento de la ejecución del Plan de Emergencia (Panes) entre 2005 y 2008. A partir del 2009 trabajó en la Unidad de Seguimiento de Programas como responsable del equipo que asesoraba a la subsecretaría. En 2010, cuando Ana María Vignoli asumió la titularidad del ministerio, fue nombrado director de Evaluación y Monitoreo. Esa área abarca la supervisión de todo lo vinculado a la gestión del Mides en el territorio.

http://www.elobservador.com.uy

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