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Más del 65% de los uruguayos tiene sobrepeso o son obesos


EPIDEMIA DEL SIGLO. ACTIVIDAD FÍSICA MODERADA Y UNA ALIMENTACIÓN SALUDABLE SON FUNDAMENTALES PARA COMBATIR ESTA ENFERMEDAD

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Por: Marcelo Hernández

Obesidad significa tener un exceso de grasa en el cuerpo. Se diferencia del sobrepeso, que significa pesar demasiado. El peso puede ser resultado de la masa muscular, los huesos, la grasa y/o el agua en el cuerpo.

Ambos términos significan que el peso de una persona es mayor de lo que se considera saludable según su estatura.
La obesidad se presenta con el transcurso del tiempo, cuando se ingieren más calorías que aquellas que consume. El equilibrio entre la ingestión de calorías y las calorías que se pierden es diferente en cada persona. Entre los factores que pueden afectar su peso se incluyen la constitución genética, el exceso de comida, el consumo de alimentos ricos en grasas y la falta de actividad física.

Ser obeso aumenta el riesgo de padecer diabetes, enfermedades cardiacas, derrames cerebrales, artritis y ciertos cánceres.
La obesidad, si bien a nivel internacional no es considerada una enfermedad en sí misma, requiere asumir esa condición e incorporar un plan de vida saludable.

En Uruguay más de la mitad de los adultos presentan exceso de peso por aumento de la grasa corporal, por eso bajar entre 5 y 10% del peso traerá beneficios para su salud.

Conseguir y mantener en el tiempo un peso saludable contribuirá al bienestar general y a proteger el corazón. Pequeñas reducciones en el peso ya son beneficiosas. Un programa de alimentación y actividad física personalizado, guiado por un profesional que contemple la situación individual es lo mejor para bajar de peso.

Otro de los aspectos a considerar es el perímetro de la cintura, ya que si la grasa está ubicada en el abdomen y tronco se asocia con mayor riesgo de diabetes y enfermedad cardiovascular.

Por eso se usa también el perímetro de la cintura como indicador. La mujer debe medir menos de 80 cm, hombre menos de 94 cm.

para revertir esa situación, es necesario implementar un plan saludable, el cual para ser efectivo debe ser personalizado y constante. No alcanza con una dieta para adelgazar a corto plazo. Es importante hacer los cambios paso a paso y fijar metas realizables, que se mantengan. Hay que consumir más alimentos naturales y menos alimentos industrializados o envasados.

Además hay que planificar y hacer al menos 3 ó 4 comidas al día, con porciones ajustadas a vajilla pequeña. También es importante comer al menos 3 porciones generosas de vegetales al día.

Al menos 30 minutos diarios de ejercicio hacen la diferencia. Una forma fácil de ejercitarse es usar las escaleras. Y se recomienda asistir a grupos en donde practicar algún ejercicio.

Hay que considerar llevar registro de las comidas, de las actividades y de las metas cumplidas, lo que ayuda a consolidar los logros y a avanzar. La adhesión a los nuevos hábitos hará posible mantener el peso bajado.

“Es preocupante”
Acerca de esta temática, y la situación de la misma en nuestro país, el doctor Mario Zelarayán, presidente de la Comisión Honoraria de Salud Cardiovascular (Chscv), dijo a LA REPÚBLICA que “es preocupante por varios motivos, principalmente por la incidencia de la misma en nuestra población”.

Además, por “la gran inequidad que hay en el tema, a menor recurso económico, mayor obesidad”, agregando que tampoco “hay planes para resolver esto en lo inmediato”.

Con relación a la situación de nuestro país, el experto indicó que “estamos en el medio, hay países que están mejor y otros peor”.

Enfatizó con que “no hay programas nacionales para combate a la obesidad, cuando la evidencia científica es grande, pero los proyectos son pocos y los programas casi nulos”.

Otro aspecto que destacó es que “a nivel internacional se da el debate si es patología o no, lo que significaría que el abordaje fuera médico y no desde otros ámbitos”.

Al ser consultado sobre por qué no se la toma como una enfermedad, explicó que esto se da “debido a que la comunidad internacional dice que el abordaje debe ser integral. Hoy la persona obesa debe ser atendida por un equipo multidisciplinario, lo cual no es efectivo, pero si fuera tratada como patología, el diagnóstico sería más fácil de tratar, tanto medicamentoso o quirúrgicamente”.

Remarcó Zelarayán que “las sociedades son obesógenas, ya que promueven los hábitos que la provocan, la cultivan, la propenden, a través del sedentarismo, de alimentos multiprocesados, poco energéticos y nutritivos, con incentivo a mirar televisión. Si se toma de esa forma, nunca se va a solucionar el sistema”.

En cambio, si se trata como una enfermedad, “el médico puede resolverle el problema al individuo que tiene delante suyo, porque si lo aborda de la manera que se pretende hoy, en ese lapso, van a surgir 5 o 6 obesos más. En Uruguay hay un 65% de sobrepeso y obesidad, de esos el 24% son obesos y el resto tiene sobrepeso”.

Añadió el titular de la Chscv que “es una pandemia. La sociedad está perdiendo con este problema. Las encuestas dan que el índice de la obesidad crece constantemente, estamos muriendo con los ojos abiertos. La obesidad es una enfermedad en sí misma, pero genera factores de comorbimortalidad, como la diabetes, la hipertensión, etc.”, puntualizó.

Zelarayán fue más allá, al aseverar que “los efectores sanitarios, o sea las mutualistas, que dicen que no sumen otra enfermedad, pero hay que tomarla, por eso son centros de salud. Y si no llegamos a la esquizofrenia de las políticas sanitarias, donde el fondo nacional de recursos no trata a los obesos mórbidos, que tienen riesgo inminente de vida, al FNR se le va a presentar el problema de tener que darle tratamientos a estas personas, los que son extremadamente caros aunque efectivos. La sociedad va a presionar para que se le de tratamiento. No se hace nada para la prevención y por eso vamos en ese camino de tener que gastar mucho dinero en resolver esos problemas, cuando si lo previniéramos, nos saldría más barato como sociedad”.

Uno de los aspectos más preocupante en nuestra sociedad es el alto índice de consumo de bebidas azucaradas, que provoca obesidad. Eso está estipulado a nivel internacional, que cuando más se consumen este tipo de bebidas, la prevalencia de la obesidad crece. Eso pasa en México y Uruguay”.

Puso como ejemplo que en EEUU se trató de establecer que se vendieran en las escuelas bebidas de botellas más chicas, como de 300 ml en vez de 600, y “marchó como en la guerra”, acotó.

Remarcó que “la culpa no es solo de las bebidas azucaradas, sino los alfajores, los snacks y similares, que tiene mucha azúcar, sal y grasas”.

Concluyó que “la mala alimentación se da más en las familias de escasos recursos, que tiene más hijos y son más permeables a las propagandas de estos productos al tener menos educación y capacidad de discernir”.

A moverse
Por su parte, la médica deportóloga Cecilia Del Campo comenzó afirmando que la obesidad “es una de las epidemias del siglo”, agregando que “los problemas de mal nutrición son por excesos o carencia”.

“Si bien no es considerado una enfermedad, genera un gran riesgo cardiovascular, y las personas pueden morirse”, enfatizó la experta.

Como efectiva solución, la experta refrendó que “estar activos genera menos posibilidad de morirse a una persona, más allá de si tiene sobrepeso o es obesa. Hay que tener la máquina en movimiento. Eso te mantiene protegido de tener un desenlace fatal. Se pueden llevar unos kilos de más en la mochila, pero si está en movimiento no hay problemas”.

Añadió que “el sedentarismo y muy poca actividad física, y el cuerpo piensa que necesita poca energía, y si se come un poco de mas, el cuerpo lo guarda”.

“La actividad física contribuye para disminuir la incidencia, para bajar y mantener el peso. Contribuye a tener un estado de no sedentarismo”, pero aclaró que “hay que ir progresivamente, de a poco, subir de a un escalón, que subir dos y bajar tres”.

Remarcó que “la gente que se desespera en setiembre y octubre, somete al aparato motor, le duelen las caderas y las rodillas. Lo mejor es hacer actividad física y ejercicio todo el año. Incluirlo a la rutina, es lo mejor. Optar por la escalera, caminar, no es solo ir al gimnasio, Y no hay excusas, ya que personas que nunca hicieron nada, si la incorporan normalmente en su rutina, se igualan a las personas que hicieron deporte toda la vida y dejaron. En 4 a 12 semanas hay respuestas y beneficios”.

Concluyó Del Campo “si sós obeso, empezá a moverte, y los beneficios van a parecer”.

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Los errores más comunes antes y después de hacer ejercicio


Para obtener el máximo beneficio de cualquier actividad física es necesario eliminar los malos hábitos de la rutina diaria.

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Los ejercicios forman parte de la vida misma. Lo que varía es la intensidad con que las personas los realizan, ya que incluso caminar al supermercado o al trabajo son actividades que contribuyen a la buena condición física.

El problema es que muchos de los beneficios que el ejercicio brinda al organismo quedan limitados por los hábitos de alimentación, sueño, inconstancia o simplemente desconocimiento.

En algunos casos estos beneficios pueden desaparecer del todo y en otros los ejercicios pueden llegar a ser incluso contraproducentes.

Pero ¿cuáles son esos errores más habituales que las personas cometen a la hora de hacer una actividad física? En BBC Mundo consultamos a Jesús Madrid Mateu, coordinador de fitness de Mocri, empresa que también trabaja con deportistas de élite en Fórmula Uno y golf.

Alimentación
«El error más frecuente es la creencia que para mejorar físicamente se debe dejar de comer», dijo Madrid Mateu. «Lo que hay que cambiar es la composición corporal. No se trata sólo de reducir el consumo de calorías, es necesario mejorar la calidad y la cantidad de los alimentos».

Mucha gente comienza a hacer ejercicios con el único fin de perder peso.

«Es muy importante la comida post y pre entreno, deben ser de calidad y ajustadas al tipo de actividad física», explicó.

«En caso de ser un ejercicio aeróbico sería mejor una entrada más elevada de carbohidratos, pero si estamos hablando de hipertrofia tal vez se necesite buscar un nivel más alto de proteína. No cualquier cosa nos va en ese momento».

Sueño
Para el coordinador de fitness de Mocri «el problema es que la sociedad nos lleva a tener distintos horarios que nos condiciona mucho el tema del descanso».

Para lograr el mayor rendimiento es necesario descansar adecuadamente, en tiempo y comodidad.

Madrid Mateu resalta que «la gente llega cansada, muy estresada. Aquí en España, por ejemplo, se suele hacer gimnasia en la tarde o noche, cuando la gente sale de trabajar. Estamos hablando que ya llevan una jornada de siete, ocho, nueve, diez horas trabajando. Toda esa situación te la llevas a la cama».

El problema de la falta de sueño es que afecta directamente en el rendimiento físico ya que el cuerpo necesita un mínimo de horas de
descanso.

«Piensa que por la noche se produce el proceso de regeneración de tejidos, tanto cerebral como físicos. Si no se produce un descanso no hay una recuperación correcta y eso afecta directamente al rendimiento, tanto físico como intelectual».

Inconsistencia
Hoy sí, mañana no, pasado tal vez y así sucesivamente.

Establecer una rutina semanal es fundamental para alcanzar los resultados esperados.

Otros de los errores que se comete es la falta de una rutina a la hora de hacer ejercicio. La interacción entre el cuerpo y la mente es clave para el bienestar y ésta no se logra si no hay una frecuencia en la actividad que se practica.

No es lo mismo hacer dos horas de trabajo intenso un día que distribuir el tiempo a lo largo de la semana.

Lo primero te desgasta y atenta contra el físico que queda propenso a lesiones, mientras que lo segundo ayuda a regenerar el cuerpo, ya que se va adaptando poco a poco a la exigencia que se le está pidiendo.

Líquidos
La recomendación de que es necesario consumir líquidos para mantener hidratado el cuerpo durante la práctica de ejercicios no es algo nuevo, sin embargo Madrid Mateu alerta que «es algo que no estoy viendo que lo haga la gente. No se consume suficiente líquido y hay gente que apenas lo hace a lo largo del día».

El preparador físico advierte que cuando se refiere a líquido se sugiere el agua.

«No se puede incluir ni refrescos, ni cerveza ni ninguna bebida que tenga algún grado de alcohol porque no tiene un absorción correcta del organismo», lo que excluye esas bebidas que comúnmente se consumen durante algunas celebraciones o simplemente para recompensar el esfuerzo hecho.

Otro error es la creencia que sólo es necesario consumir líquido si se suda en exceso.

«La sudoración no está relacionada directamente con la ingesta de líquido, es el sistema por el cual el cuerpo regula la temperatura y hay gente que lo gestiona de una manera y hay gente que lo gestiona por otra», explicó.

«Pero es indudable que esos dos o tres litros de agua al día deberían ser imprescindibles».

Desconocimiento
Finalmente está el problema cuando los ejercicios se convierten en una moda o la recomendación generalizada que cualquier actividad es positiva.

Siempre es recomendable buscar asesoramiento para establecer una rutina de trabajo, sea en un gimnasio o al aire libre.

«La gente va a una tienda, se compra unas zapatillas, un pantalón corto y comienzan a correr dos, tres, cuatro, cinco kilómetros, y ahora es que estamos empezando a recibir el precio de eso en forma de lesiones, contusiones, rodillas desgastadas, problemas en la columna, en cervicales».

Madrid Mateu aclaró que no busca criticar, pero considera que «todo necesita una preparación, hasta correr necesita una preparación y la gente debería antes que nada usar un preparador físico».

Uno de los factores que más preocupa a los especialistas son los problemas cardiacos existentes que son indetectables para las personas.

Cada persona tiene características específicas y no todos los ejercicios son beneficiosos para todos.

«Es necesario hacer una prueba de esfuerzo para saber si hay algún problema cardiaco».

«Está claro que no todo el mundo sirve para correr porque hacer dos, tres, cuatro kilómetros sobre asfalto es algo muy duro, de mucho impacto sobre el tema de articulaciones, rodilla, cadera, columna y cervicales», alertó.

La recomendación en estos casos es conocer los beneficios que ofrecen las distintas actividades y elegir la que más se adapte a las condiciones o gusto de cada persona.

Montevideo, Uruguay
Unoticias
Fuente BBC
VA

 

Actividad física, una alternativa para evitar la diabetes


EL EJERCICIO ES MEDICINA

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En momentos en que la diabetes tipo 2 ha alcanzado proporciones epidémicas en todo el mundo y se asocia con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y muerte prematura, la actividad física y una dieta balanceada han demostrado ser herramientas muy útiles para prevenir la progresión a la diabetes tipo 2 en pacientes con alto riesgo

Así se establece en el ensayo titulado “El ejercicio es medicina” publicado por un grupo de expertos en la prestigiada US Endocrinology, en el que también se establece que la actividad física reduce sustancialmente el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, además existe una fuerte evidencia que sugiere una relación inversa entre la actividad física y la mortalidad en pacientes con diabetes tipo 2.

“Lo importante es que las personas obesas que realizan alguna actividad física al menos moderadamente tienen un menor riesgo de mortalidad que los que son de peso normal, pero no realizan ninguna actividad”, establece el artículo.

Evidencia encontrada en diversos análisis demuestra que el ejercicio mejora el control glucémico en la diabetes tipo 2, además de que el ejercicio aeróbico combinado con ejercicio de fuerza o de resistencia, mejoran la salud en todos los sentidos.

Por ello, los expertos recomiendan que las estrategias de salud pública deben enfocarse en promover la actividad física no sólo de forma preventiva, sino como tratamiento para reducir el riesgo de muerte prematura.

“Cualquier plan para hacer frente a la epidemia mundial de la diabetes tipo 2 debe dar mayor atención a la actividad física y cómo ésta puede revertir el riesgo en la población general”, recomiendan los expertos.

Una baja actividad física y alto nivel de obesidad están asociados con un mal control glucémico y mayor riesgo de mortalidad cardiovascular en personas con diabetes tipo 2.

Es imperativo que las personas con diabetes tipo 2 o que tienen factores de riesgo para desarrollarla comprendan los riesgos de una vida sedentaria y la importancia de aumentar la actividad física. También es importante que los médicos y los sistemas de salud hagan un compromiso de modificar conductas de actividad física en sus pacientes, concluye el estudio.

http://www.espectador.com/salud/303803/actividad-fisica-una-alternativa-para-evitar-la-diabetes

Entre calorías y ejercicio


SALUD

Más allá de cuidar la dieta y hacer actividad física, la clave está en lograr un balance entre ambos para mejorar la figura y la salud.

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Aconsejan ingerir 1.500 calorías por día; en Uruguay se consumen unas 2.200.

Pensamos que caminar unos minutos por día es suficiente para estar en forma y nos enseñan que consumir unas 2.000 calorías cada 24 horas es lo estándar para una nutrición saludable. Pero, pese a esto, muchas veces engordamos o contraemos enfermedades que creemos que esos consejos podrían evitar. ¿Qué es lo que sucede? En realidad, la cuestión no es tan sencilla. La clave está en la relación entre lo que comemos y cuánto nos movemos. Dicho en las palabras del médico experto en nutrición John Duperly: en el balance energético.

El concepto parece relativamente sencillo, pero algunos detalles no lo hacen tan fácil de aplicar. «Nuestro organismo viene diseñado como motor para ingerir una cantidad de calorías que está regulada fundamentalmente por el cerebro, en particular el hipotálamo, y es el apetito, las ganas de comer, que hacen que yo ingiera alimentos en una cantidad determinada y con ciertas características», detalla Duperly.

Ese «programa energético» fue generado hace millones de años para un organismo que estaba preparado para cazar o realizar abundante trabajo físico y sí necesitaba gastar entre 2.000 y 3.000 calorías al día. En ese entonces, la acumulación de grasa servía para poder gastarla luego, cuando venían épocas de sequía o heladas y había escasez de alimentos.

Ahora es claro que el panorama cambió. Sin considerar a quienes son deportistas o campesinos, el resto no tiene por qué consumir las 2.000 calorías por día que se suelen indicar como dieta estándar, remarca Duperly, representante para América Latina del programa Ejercicio es Medicina del Colegio Americano de Medicina del Deporte. «Ese cálculo de 2.000 calorías en mi opinión le ha hecho mucho daño a Latinoamérica porque es importado de Estados Unidos, de una población de los años `60 y `70, con una estatura y una masa muscular mucho mayor a la de Latinoamérica». En Uruguay, según datos del Instituto Nacional de Estadística, se consume una media de 2.414 calorías diarias en Montevideo y 2.447 en el interior del país, y más de la mitad de la población (57%) presenta sobrepeso u obesidad.

¿Cuánto comer entonces? Para Duperly la respuesta es clara: unas 1.500 calorías. Pero con cuidar eso no alcanza; hay que incorporar además actividad física. Esto es fundamental porque, de lo contrario, el resultado no será el deseado. Es más, según el experto es este punto donde fallan la mayoría de las personas interesadas en mantenerse en línea. Empiezan bien, hacen un esfuerzo por comer poco y consumen, por ejemplo, 1.700 calorías. Practican ejercicio también, pero no el suficiente y gastan 1.600 calorías.

«O sea me sobran cien calorías diarias. Eso en diez días son mil calorías y en cien días son 10.000 calorías. Entonces, esos cien días, que son poco más de tres meses, me dan un kilo y medio de peso», dice Duperly. Y agrega: «Si lleva esos cálculos a la población general y los prolonga, no a cien días, sino a uno o dos años, ahí tiene una explicación de sobrepeso y obesidad en el mundo. Ese ese kilo encima multiplicado por cinco o diez años, lo que explica los diez o 15 kilos de exceso que tiene buena parte de la población».

«Una trampa».

La cuestión que surge, por lo tanto, es cuánto ejercicio es recomendable. En eso también Duperly es contundente: un mínimo de 150 minutos por semana (de lunes a viernes) y un ideal de una hora diaria (también cinco días por semana) de actividad combinada entre rutinas que impliquen fuerza y aeróbicas. Una aclaración: estos tiempos no valen si de caminar se trata. «Es una excelente alternativa, de baja intensidad y bajo riesgo, pero para que equivalga a estos números que mencionábamos debemos calcular el doble de tiempo», señala.

De todos modos, abandonar el sedentarismo es importante por razones que van mucho más allá del peso. Estudios científicos de los últimos 30 años demostraron que una persona que no sigue estas recomendaciones de ejercicio tiene el doble de chances de desarrollar diabetes e hipertensión arterial o de sufrir un infarto. Además, el cáncer de mama y colon se reduce 30% en quienes cumplen con las rutinas aeróbicas. El beneficio no es solo para el cuerpo: presentan menos alzhéimer, depresión, ansiedad y párkinson, los cuatro grandes problemas de salud mental. Incluso, hay investigaciones que comparan la eficacia antidepresiva del ejercicio con la de los medicamentos para combatir esa patología.

Según Duperly, la mayoría de la población no sigue estas buenas prácticas de actividad física. Gran parte de los adultos, después de que se establecen, confunden «cierto bienestar» con conductas que van en contra de su salud. Miran más televisión, usan más el auto. «Todo lo que tiene que ver con quietud, con poco gasto de energía y con más comida. Eso es lo que se vende y es a lo que aspira un ciudadano con buena situación económica. Entonces, es una trampa sin salida», resume. Eso implica, por ejemplo, elegir no ir a pie si puede costear un automóvil. Y los menos optan por destinar dinero a comprarse una bicicleta de excelente calidad, practicar montañismo o alguna otra opción saludable. Esa quietud es una agresión directa al cuerpo: aumenta las pulsaciones y favorece el pasaje de grasas y azúcares a la sangre, y la formación de coágulos sanguíneos. Las recomendaciones pueden parecer obvias, pero vale recordarlas: subir escaleras en vez de utilizar ascensor, aprovechar a caminar lo más que se pueda y pasar menos tiempo frente a las pantallas.

Estrategias para poder empezar

La Organización Mundial de la Salud recomienda que los adultos (18-64 años) realicen al menos 150 minutos a la semana de actividad física de intensidad moderada. En su web (http://johnduperly.com) el médico John Duperly brinda diez estrategias para llegar a realizar al menos esos 30 minutos al día: 1) despertarse temprano; 2) disminuir el tiempo sentado; 3) reemplazar el ómnibus o el auto por las piernas; 4) realizar ejercicio en el lugar de trabajo; 5) caminar y caminar; 6) considerar tener un perro; 7) tener un amigo activo; 8) cuidar el jardín; 9) bailar; 10) aprovechar la tecnología.

http://www.elpais.com.uy/domingo/calorias-ejercicio-nutricion-duperly.html

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