Archive for 16 de junio de 2015

Más de US$ 15 millones para 8.000 estudiantes


6% MÁS DE BECARIOS

El Fondo de Solidaridad otorgó este año 7.895 becas, lo que significa casi un 6% más que el año anterior. El 57% de estas becas corresponden a estudiantes que renuevan y el resto a personas que la piden por primera vez, tanto para comenzar estudios como para avanzar en la carrera que ya iniciaron, según informaron fuentes del FS a LA REPÚBLICA.

estudiantes

En lo que respecta a la distribución por género, este año las mujeres fueron un 70.5% y los hombres un 29.5%. Cabe destacar que en los dos años anteriores las mujeres eran un 73% y los hombres un 27%.

Con relación a la distribución por Área de Conocimiento es similar a la del año anterior siendo las más importantes las Ciencias de la Salud, y las Sociales y Humanas. Se percibe un pequeño incremento en las áreas de Ciencias de la Salud, de Ciencia y Tecnología, y la UTU.

Otro aspecto a destacar es que el 23% de las becas se designaron para estudiar en el interior, porcentaje igual que el año anterior.

Si se observa la distribución geográfica por lugar de estudio, “es importante resaltar que, aunque en forma muy heterogénea los becarios del Fondo de Solidaridad se encuentran dispersos por todo el país, salvo los departamentos de Lavalleja y Durazno”, explicaron las fuentes.

Agregaron que el número de becarios es menor en los departamentos donde la oferta educativa es exclusivamente de la UTU.

Al ir por departamento, el procesamiento de los datos arroja que se produjo un crecimiento de la cantidad de becarios en las Oficinas de Maldonado (36%), Paysandú (8,7%), Salto (6%), y Montevideo (5,5%), mientras que en la zona de Tacuarembó y Rivera se produjo un descenso del 22%.

Crecimiento parejo

Se destaca además que el año anterior se había producido un incremento explosivo en las Oficinas de Paysandú (28%), de Tacuarembó-Rivera (30%) y de Maldonado (57%). Este año, salvo en Maldonado, “el crecimiento ha sido más conservador e incluso en Tacuarembó y Rivera se dio un descenso en la cantidad de becarios”.

Este análisis incluye la información de que si se observa en cada ciudad donde hay oficina, la incidencia de los becarios de origen en relación al total de becarios de esa oficina, la situación apunta que el 47% de los becarios de Salto residen en esa ciudad; que el 41% de los becarios de Maldonado son de esa ciudad; que el 40% de los becarios de Paysandú son de esa ciudad; que el 72% de los becarios de Tacuarembó son de esa ciudad; y que el 85% de los becarios de Rivera son de esa ciudad.

“Estos datos muestran que la población becaria de Salto, Paysandú y Maldonado es muy diversa, recibiendo becarios desde otros departamentos mientras que en Tacuarembó y Rivera el desarrollo es local”, puntualizaron las fuentes.

Para finalizar, el informe analiza el lugar de residencia, y de este punto se desprende que al igual que el año 2014, el 85% de las becas se otorgaron a estudiantes del interior.

En cuanto al comportamiento de los becarios de los lugares donde hay oficinas, se informa que el 62% de los becarios salteños estudian en Salto, el 43% de los estudiantes de Paysandú lo hacen en su ciudad de origen; el 15% de los estudiantes de Tacuarembó lo hacen en su ciudad y el 31% de los estudiantes de Maldonado estudian en esa ciudad.

http://www.republica.com.uy/para-8000-estudiantes/521625/

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Por qué no debería sentirse mal por atracarse con comida


comida
El impulso de comer más de lo normal en momentos de depresión no se debe solamente a una falta de control
La mayoría de las personas tienden a reaccionar igual ante la depresión. Cuando se siente tristes, pierden interés en hacer cosas y disfrutarlas. El síntoma es tan predominante que la falta de interés en gente, salidas e incluso la comida es reconocido como uno de los cinco signos clínicos de la depresión.
«Cuando la gente se siente deprimida, termina retrayéndose, volviéndose más introspectiva y letárgica», explicó Kelly Klump, docente de psicología en la Universidad Estatal de Michigan (MSU).
Pero también existe un subgrupo de gente que tiende a exhibir una reacción diferente. Para estas personas, la depresión genera altos niveles de impulsividad. En otras palabras, hacen cosas que no harían normalmente, por ejemplo, abrir un pote de helado y terminárselo.
A la peculiaridad psicológica de ser más impulsivo cuando se siente menos feliz se le suele llamar «urgencia negativa». Algunos expertos consideran que esta tendencia es en realidad un rasgo biológico específico, tal como el alcoholismo en ciertas personas.
Por lo tanto, cuando las personas con urgencia negativa están deprimidas y se dan atracones, no solo están demostrando una falta de voluntad para controlarse con la comida o un simple cambio de humor. Están actuando según un impulso biológico.
Claro que eso no quiere decir que un atracón como episodio aislado sea un signo de depresión. Por el contrario, sugiere que la depresión y los atracones comparten una profunda relación biológica que podría explicar por qué, en un mal día, algunos se terminan una barra de chocolate entera, mientras que otros se sienten satisfechos con solo un pedazo.
«Durante mucho tiempo, la gente creía que quienes se daban atracones eran impulsivos», dijo Klump. «Sin embargo, es bastante más específico que ello. No es que son personas impulsivas, sino que son personas que se vuelven impulsivas cuando están deprimidas», agregó.

¿El huevo o la gallina?

Una reciente investigación realizada por Klump y Sarah Racine, docente de psicología en la Universidad de Ohio, muestra cuán entremezcladas están la tendencia a la impulsividad y la propensión a cometer atracones. Su último estudio, publicado en la revista International Journal of Eating Disorders, ahonda en que la urgencia negativa es la mejor forma de predecir quién es o no es propenso a comer sin control.
Klump y Racine junto a otros cinco investigadores pusieron a prueba la asociación tomando un grupo de 600 mujeres y dividiéndolas en cuatro. En tres de esos grupos las participantes exhibían algún comportamiento vinculado a los atracones: tendencia a comer mucho, a sentir que se encuentra fuera de control al comer o ambos. En cambio, en el cuarto grupo las participantes no tenían antecedentes de atracones.
Los investigadores usaron un cuestionario detallado para investigar cómo las mujeres respondían a diferentes situaciones. Luego, usaron los resultados para medir el nivel relativo de urgencia negativa en las diferentes mujeres estudiadas, es decir, la probabilidad que tenían de volverse impulsivas en tiempos depresivos.
Lo que descubrieron es que las únicas personas con una tendencia a hacer cosas impulsivas mientras estaban deprimidas eran aquellas con un historial de atracones.
«Fue muy claro», dijo Racine. Y continuó: «Cada componente de los atracones que pusimos a prueba terminó vinculado con la urgencia negativa».

Urgencia negativa

El término de urgencia negativa no fue acuñado por las investigadoras, sino que fue discutido por primera vez a principios de los años 2000. Desde entonces ha sido estudiado de forma frecuente.
Un estudio de 2008 dividió a las personas impulsivas en dos categorías: aquellas que actuaban de forma imprudente cuando estaban emocionadas o felices, y aquellas que lo hacían cuando estaban deprimidas o tristes. Otro trabajo de 2011 vincula la urgencia negativa con los problemas con el alcohol, que usualmente son precursores del alcoholismo.
Las raíces genéticas de los atracones no solo se explican por las tendencias psicológicas de ciertas personas. Klump, cuyo laboratorio en la MSU se enfoca en los factores de riesgo genéticos y biológicos asociados a los trastornos alimenticios, ha descubierto una cantidad de indicadores biológicos a lo largo de sus investigaciones. Por ejemplo, el riesgo crece después de la pubertad, cuando muchos genes empiezan a expresarse de forma plena, dijo.
Aunque la conexión entre la urgencia negativa y los atracones puede parecer inocua, en realidad es muy importante. «No cualquier persona que haya tenido un mal día va a recurrir a la comida para sobrellevar las emociones negativas», explicó Racine. «Pero quienes sí lo hacen es probable que estén predispuestas a ello», agregó.
En otras palabras, la próxima vez que usted se encuentre comiendo demasiado tras un mal momento, piense que no se trata solo de una cuestión de (falta de) voluntad. Es probable que, en cambio, se trate de una cuestión genética.

Fuente: The Washington Post

Hombres y mujeres engordan y crecen a través del tiempo


gordos
Los países con mayor sobrepeso en promedio son Tonga y Micronesia

El promedio de las mujeres en Estados Unidos pesa unos 75 kilogramos, según el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de dicho país. Eso significa que los guarismos se acercan a lo que pesaban el promedio de los hombres a comienzos de la década de 1960.

Pero ellos tampoco están en su mejor momento. En el mismo período, los hombres ganaron cerca de 13 kilos, para tener un promedio actual de 88 kilos. Para ponerlo de forma gráfica, si se colocan cinco hombres estadounidenses de 88 kilos en una habitación, habrá casi media tonelada de humanidad reunida.

A pesar de esto, el aumento total de peso desde la década de 1960 es levemente superior para las mujeres (18.5%) sobre los hombres (17.6%). Ambos sexos han ganado casi tres centímetros de altura en el mismo período, guarismo que se conecta con el aumento de peso antes mencionado.

Pero la historia básicamente se centra en el aumento de la panza, algo que se reduce a tres factores. La humanidad está comiendo menos comida saludable, come más de la poco saludable y no hace suficiente ejercicio.

Según un estudio publicado en 2012 en el Public Health Journal, los estadounidenses son el tercer pueblo más obeso del mundo, solo superados por las naciones isleñas del Pacífico de Tonga y Micronesia.

El promedio de aumento de los estadounidenses es de 15 kilos más que el promedio de los franceses, 18 kilos más que el promedio de los japoneses y una enorme cifra de 31 kilos más que el ciudadano promedio de Bangladesh.

Todos juntos, los seres humanos adultos sumaban un peso total de 287 millones de toneladas de biomasa en 2005, según un estudio de BMC Public Health. Pero si cada país tuviera la misma distribución de peso que Estados Unidos el mundo sería 58 millones de toneladas más gordo, lo que significaría un aumento total del 20%. Pero, ¿quién se puede resistir a no comer esas donas deliciosas que en Estados Unidos se ofrecen por doquier?

http://www.elobservador.com.uy/hombres-y-mujeres-engordan-y-crecen-traves-del-tiempo-n653620

Falta de personal hace peligrar neurocirugías en Tacuarembó


cirujanos
Por bajos salarios, no pueden cubrir guardias en centro que es de referencia
Dolores de cabeza que aumentaban con el paso del tiempo, visión doble y la pérdida de fuerza en el brazo derecho llevaron a María a consultar con un neurocirujano. Luego de tomografías y resonancias llegó el diagnóstico: con 35 años, María (no es su nombre real) tenía un tumor en la base del cráneo y la única solución era una cirugía.

El viernes pasado, el equipo del Centro Regional de Neurocirugía de Tacuarembó (Cerenet) operó a la mujer mediante una técnica que nunca se había realizado en Uruguay y que consiste en extirpar el tumor por un orificio pequeño a través de la nariz. «(El tumor afecta) a un hueso que está bien en la base del cerebro. La única vía que se elige para extraer estos tumores es a través de la nariz. Se debe sacar el hueso con una mecha hasta eliminarlo y acceder al tumor. Eso requiere un entrenamiento que no es posible en Uruguay por la baja frecuencia que hay de este tipo de tumores y los riesgos vitales son muy altos», explicó a El Observador el neurocirujano Pablo Pereda, encargado de realizar la operación y quien lidera el Cerenet.

A raíz de que existía la posibilidad de que María falleciera durante la operación, el neurofisiólogo Daniel Cibils monitoreó constantemente sus signos vitales y observó que, a medida que se extraía el tumor, las funciones afectadas por la enfermedad mejoraban.

«Este es un logro más del Hospital de Tacuarembó y su centro de Neurocirugía. Esto implica no solo tecnología, sino una inmensa dedicación y esfuerzo de todo el colectivo a 400 kilómetros de Montevideo«, señaló el director del hospital, Ciro Ferreira.

Si bien la operación de María fue inédita en el país, las intervenciones de neurocirugía son comunes en el Hospital de Tacuarembó. El Cerenet trabaja hace 14 años en ese departamento y ha realizado más de 5.000 operaciones en ese tiempo. Lo que lo caracteriza es que poseen guardias de neurocirugía todos los días, todas realizadas por especialistas que viven en Montevideo y deben viajar para trabajar en ese departamento.

Twitear

Pero esa realidad puede variar en el corto plazo. La diferencia salarial de ese hospital de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) con el sector privado y no ser funcionarios contratados, motivó a que mucho dejaran de viajar. Pereda señaló a El Observador que habitualmente lograban cubrir las guardias de 24 horas de todos los días del año con ocho o nueve meses de antelación. Pero por falta de personal, no hay guardias cubiertas para todos los días del mes que viene.

«Hay más trabajo en las mutualistas, que se han ido adaptando y todos pagan más de lo que paga Salud Pública. Hay un núcleo (de neurocirujanos) que seguimos yendo a rajatabla cinco días a Tacuarembó, pero somos cuatro. Podemos cubrir entre 15 y 20 días pero los otros van quedando libres», sostuvo Pereda.

Desde el año pasado, el especialista viene solicitando a ASSE encontrar una solución. «Si no, va a haber que trasladar a algunos pacientes a Montevideo, con el riesgo de que mueran», manifestó.
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