Hay que terminar con los deberes escolares

OPINIÓN

Luego de más de un siglo de investigaciones, no hay ninguna prueba de que los deberes escritos ayuden a los niños. Por Gonzalo Frasca

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Luego de analizar casi un siglo de estudios científicos, Harris Cooper, catedrático de Psicología y Neurociencia de la Universidad de Duke (EEUU) concluyó que no hay evidencia de que los deberes escolares tengan un impacto positivo en la escuela (recién lo tienen, aunque muy leve, en el liceo).

Sí, leyó bien. Puede leerlo de nuevo. Vuelvo a decirlo en criollo: luego de más de un siglo de investigaciones, no hay ninguna prueba de que los deberes escritos ayuden a los niños. Cero. Nada. Ninguna.

Cooper no es el único investigador que llega a esta conclusión (para un buen panorama sobre el tema recomiendo El mito de los deberes, de Alfie Kohn). Y entonces, ¿por qué seguimos mandando deberes?

La inutilidad de los deberes pone nerviosos a maestros y padres por igual. Es duro aceptar que seguimos haciendo algo solo por inercia. Cuando nos enfrentamos a la evidencia científica, nuestra primera reacción es justificarnos: “¡Pero, pero…, pero los deberes ayudan a la disciplina del niño!”

Meditemos sobre esto pues parecería tener algo de sentido. Básicamente, estamos diciendo que para enseñar responsabilidad obligamos a nuestros niños a hacer todos las noches una tarea que no sirve para nada. ¡Con la misma lógica deberíamos mandarlos cada 15 minutos a la esquina a ver si llueve!

¿Usted aceptaría un empleo en el que todos los días tuviera que seguir trabajando en su casa? ¿Qué haría si, para colmo, esas tareas no tuvieran impacto real en su carrera pero su jefe se las encargara simplemente “por disciplina”?

Yo sé que esto es difícil de digerir. No es frecuente escuchar a gente pidiendo eliminar los deberes. ¿O sí? Pregunten a sus hijos qué cosa sacarían de la escuela y luego me cuentan. Por suerte la tendencia va cambiando. Hace dos años que los deberes escritos ya están prohibidos en todas las escuelas de Francia. Los habían prohibido en 1956 (ya entonces era evidente que no servían para nada) pero ni padres ni maestros lo aceptaron y por eso hubo que prohibirlos de nuevo. En Finlandia hace años que no los tienen.

Es normal si sigue sin estar convencido. Quizá piense que los deberes no sirvan pero que tampoco hacen daño, ¿no? Lamentablemente hacen mucho daño, aumentando innecesariamente el estrés cotidiano de los niños. Si usted tiene hijos, no tengo que explicarle nada más.

El impacto negativo de los deberes también se ve en las relaciones familiares. “¡Pero –dicen las maestras– los deberes son una oportunidad única para que los padres se involucren en la educación de sus hijos!”. Cualquier padre sabe que en la práctica no es así. Los adultos llegan cansados del trabajo y, en vez de poder disfrutar de su niño, una de las primeras frases que le dicen, todos los días, es “¿Hiciste los deberes?”. O sea, malgastamos nuestro poco tiempo en familia haciendo de carceleros, peleando, gritando y angustiándonos por una actividad que, insisto, no sirve para nada.

Resumiendo, no hay ninguna evidencia científica de que los deberes escolares ayuden a los niños. Para colmo, los hacen sufrir y hacen sufrir a sus familias. ¿Acaso estas no son causas de sobra como para terminar con los deberes?

La triste realidad es que seguimos dando deberes para no admitir nuestras fallas. El sistema no sabe cómo cumplir con sus objetivos y entonces aumenta la dosis de un medicamento vencido. Y son los padres los que muchas veces exigen a las maestras que manden más deberes, pues intentan ayudar desde el único lugar en el que tienen control: su casa. Ambas estrategias son bienintencionadas pero lamentablemente no ayudan.

Toda la evidencia muestra que el tabaco mata. Uruguay tuvo la valentía de ser uno de los primeros países en el mundo en limitarlo de forma extrema. Si toda la evidencia muestra que los deberes escritos son una pérdida de tiempo y energía, ¿por qué no damos nuevamente el ejemplo? Y si prohibir los deberes parece demasiado extremo (no lo es), al menos cada familia debería tener derecho a elegir si sus hijos deben o no hacerlos.

Para ofrecer a nuestros niños una oportunidad en el siglo XXI debemos hacer cosas nuevas pero también debemos dejar de hacer cosas obsoletas. En las próximas semanas observe cómo los deberes afectan a sus hijos y a su familia. Hable con otros padres. Hable con la maestra. Hable y escuche a sus hijos. Seguramente se dé cuenta de que, frente a tanta evidencia, nuestro deber es ser adultos y eliminar los deberes.

Es posible que usted haya llegado al final de esta columna sin estar del todo convencido. Quizá usted todavía crea que, mal o bien, los deberes son necesarios. Bueno, incluso si eso fuera cierto lamento contarle lo siguiente. Cada vez más los niños crean grupos secretos en Facebook donde uno hace los deberes y todos los demás lo copian. Muchos maestros se dan cuenta pero no pueden hacer nada. E igual siguen mandando deberes. Así estamos. Mientras los adultos sigamos haciendo como que enseñamos, los niños no tendrán más remedio que seguir haciendo como que aprenden. l

http://www.elobservador.com.uy/noticia/301121/hay-que-terminar-con-los-deberes-escolares/

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