Uruguaya combate el ébola en África

INFORMA PELIGROS DE LA ENFERMEDAD A FAMILIARES Y VECINOS DE LAS VÍCTIMAS

Una antropóloga uruguaya recorre África desde 2006 con el objetivo de evitar la propagación del virus del ébola. Su tarea es dialogar con los familiares de las víctimas sobre la enfermedad en entierros y en búsquedas de afectados en barrios.

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Falero asiste a una niña en una de sus recientes misiones. Foto: Médicos sin Fronteras

En el año 2006 decir «ébola» no significaba nada en el mundo. Pero a Fernanda Falero (45), «una ciudadana del mundo», le llamaba la atención la letalidad con la que morían decenas de personas en África. Por eso, empezó a estudiar la enfermedad.

«El ébola es una enfermedad tan brutal, particular y shockeante que paraliza. La vida va de una manera, esto ocurre de repente y todo cambia a una gran velocidad», asegura a El País desde Mali.

La desinformación existente sobre la enfermedad, afirma, genera el contagio irrefrenable. «Es increíble lo que ocurre en la comunidad. En una familia se pueden morir de 10 a 15 miembros. Después, en la comunidad se pueden perder hasta 200 personas», cuenta. Según la Organización Mundial de la Salud, ya murieron 5.000 personas por este virus.

Su vida.

Falero estudió antropología en Uruguay, luego hizo un postrado en la Universidad de Liverpool y un doctorado en la de Manchester, en Inglaterra. Las tesis que eligió para recibirse fueron sobre el ébola.

Con ese conocimiento, se involucró a Médicos Sin Fronteras con el objetivo de combatir la enfermedad. Ha sido enviada a Uganda, Congo, Nigeria, Angola y, ahora, Mali.

Trabaja en un comité en Bamako, la capital de este país, junto al Ministerio de Salud y distintas organizaciones no gubernamentales.

Su protocolo es informar sobre la enfermedad y entender los miedos de los habitantes de una comunidad.

Cuando reciben la información de que una persona tiene síntomas de la enfermedad en un barrio, acuden al lugar con un equipo multidisciplinario. Médicos, psicólogos y Falero — quien auxilia como «comunicadora de salud»— llegan a un hogar para llevarse al contagiado. Antes de ingresar en la casa, Falero le explica los pasos que se van a dar y porqué.

Muchas veces los médicos están «desesperados» por llevarse a la persona afectada y así cortar la propagación de virus. «Dale, vamos, vamos, hay que cortar la transmisión, te dicen», narra Falero. Incluso, hay veces que los médicos llegan en una ambulancia con los trajes especiales, ingresan a una casa, se llevan a la persona que sufre de los síntomas y le dicen a la familia que en tres días va a tener novedades. Luego, le comunican de su muerte.

La presencia de Falero tiene el cometido de «humanizar» la relación con la gente. «Yo les digo: Tranquilos, vamos a hacerlo de una forma humana. Hablemos con la gente, expliquemos y escuchemos. «No hay tiempo, te dicen. Sí que hay tiempo. Es importante establecer ese puente (…) Si no incluis a la gente como parte de la solución a sus problemas, esto no funciona», relata.

Cuando tienen una persona identificada con los síntomas de este virus (aparición repentina de fiebre, erupción rojiza de la piel, ojos rojos, entre otras), Falero le empieza a explicar cómo se puede contagiar y qué es lo que van a hacer con su familiar. Luego, empiezan a vestirse delante de ellos y le transmiten lo que va a pasar. «Esto es super importante que se haga desde el inicio. De esta forma, se puede evitar el pánico y que empiecen a decir cosas que no son. Llegan a decir: Los blancos vienen a robarnos los órganos», cuenta.

Luego que una persona sobrevive, la comunidad suele «estigmatizarla». En ese sentido, la presencia de asistentes sociales es importante. Además, esa persona se transforma en «comunicador» de la enfermedad.

Vida y muerte.

Antes de que ocurriera esta epidemia, estuvo cerca del caso de un niño que sufría todos los síntomas y parecía que «se iba», pero que terminó curado. «Todos esperaban lo que se suponía, pero no. Empezó a estar bien y se curó. Fue emocionante, porque todos pensábamos que se iba, que era uno más», cuenta.

Por el desconocimiento que había en ese momento, no se supo el motivo que produjo esa reacción. «Ahora hay investigadores pensando en esto, pero antes era un tema pequeño».

En varios países africanos los funerales son «los puntos de amplificación más grandes» de los virus, porque «tocan a los muertos como parte de los ritos». «Lo que toques de un fluido de un muerto es altamente infeccioso», afirma. Por ello, Falero asiste a los entierros para informar sobre los riesgos que existen al hacerlo. Su idea es «respetarlos», pero también evitar el contagio, afirma la uruguaya. «Mi objetivo es hacer el puente cultural», concluye.

http://www.elpais.com.uy/informacion/uruguaya-combate-ebola-africa.html

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  1. Reblogueó esto en VOS en PLURAL.

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