Michael Dor, director de la Unidad de Cannabis Médico del Ministerio de Salud Pública de Israel, advirtió que la sustancia puede agravar síntomas de pacientes psiquiátricos, pero que a personas con cáncer, párkinson o epilepsia los alivia.

En Israel la marihuana es una sustancia ilegal. Es decir, está prohibida su venta y su consumo recreativo. Sin embargo, el gobierno nacional sí aprueba su utilización para fines medicinales. Pacientes con enfermedades altamente complejas como el párkinson y el cáncer han experimentado una disminución de sus síntomas desde que siguen un tratamiento con cannabis.
Así lo contó a El País Michael Dor, director de la Unidad de cannabis médico del Ministerio de Salud Pública israelí. En su país existen ocho empresas que producen cannabis con fines medicinales y trabajan en relación directa con el gobierno.
El mecanismo por el cual la sustancia llega a los usuarios está finamente protocolizado en un proceso que comienza con la plantación por parte de la empresa, la recolección de las flores (de las que se obtiene lo que se fuma), el procesamiento y la entrega final.
La elección de los usuarios también sigue normas establecidas al detalle. Cuando un médico considera que su paciente se puede beneficiar de la administración de cannabis envía una solicitud a la oficina de Dor, quien evalúa con precisión su historia clínica y decide si lo aprueba o no.
De aprobarlo, se comunica con la empresa y el paciente recibe en su casa entre 10 y 20 gramos de marihuana, que consume en el transcurso de un mes. Además, un técnico lo visita para asesorarlo. La sustancia es administrada en cuatro presentaciones: cigarrillos, aceite (una gota debajo de la lengua, para los que tienen daño pulmonar), inhaladores y galletas (para los niños).
La indicación es que el paciente no consuma más de un gramo al día (un cigarro). Pasados los primeros tres meses, médico y paciente evalúan la evolución y definen si deberían continuar el tratamiento (suele durar un año) o finalizarlo. Actualmente, 14.600 personas en Israel reciben este tipo de tratamiento médico, que comenzó hace tres años.

¿Evidencias?
Dor, quien participó del foro «Actualización sobre los usos médicos y terapéuticos del cannabis», realizado en el NH Columbia de Montevideo del 8 al 10 de abril, admitió que existe poca evidencia científica confiable que demuestre efectos ya sea positivos o negativos de la marihuana. Esto se debe, explicó, a que en la mayoría de los países aún es ilegal y a que las plantas presentan una amplia variedad entre sí, lo que dificulta la estandarización de una muestra a ser analizada.
Para controlar qué se administra exactamente a los pacientes Dor y su equipo toman muestras y las analizan. Cuando dan con ejemplares que tienen los efectos sobre la salud que desean obtener, reproducen el tejido de la planta y generan otras a partir de ella.
En cuanto a los resultados, lo que sí hay son datos empíricos. Hechos que se demuestran por la experiencia que se vive en la práctica clínica. La suya en los hospitales de Israel se asocia con niños epilépticos que han reducido la frecuencia de sus convulsiones, pacientes con cáncer que sobrellevaron mejor los vómitos, malestares estomacales y diarreas causadas por el tratamiento médico, adultos con párkinson que redujeron el movimiento involuntario y personas con estrés postraumático.
«En mi país hay muchos atentados y las personas que los sufren quedan con miedo y cuando escuchan ruido se paralizan. La marihuana les ayuda a superarlo», explicó el clínico, quien aseguró que nunca fumó y que a sus más de 60 años no le llama la atención hacerlo. «Sé que mis hijos probaron, es algo generacional», dijo quitándole importancia.
Consultado sobre si hay pacientes para los que está contraindicado, Dor advirtió que sí. «Hay pacientes que han tenido enfermedades psiquiátricas como esquizofrenia que empeoran. Se ponen paranoicos y agresivos. A ellos hay que tener cuidado de no darles marihuana», apuntó.
En referencia al proyecto de Uruguay de ofrecerla a presos consumidores de pasta base, Dor se manifestó de acuerdo, tomando en cuenta la prevención anterior. Por lo demás, descartó que puedan sufrir algún trastorno asociado al consumo. «La marihuana tiene efectos secundarios menores a las sustancias que utilizamos para tratar pacientes con adicción a drogas fuertes», aseguró.
Sin embargo, advirtió que la reventa de la sustancia que se ofrece a los pacientes es difícil de evitar. «Es complejo controlar lo que hace la persona una vez que uno se la da. Nosotros hemos tenido casos en que la vendieron», admitió.
En su opinión, el mundo va hacia la producción de fármacos derivados de la marihuana. «El problema es que los laboratorios no quieren fabricarlos porque no pueden patentar una planta que ya existe», lamentó y reconoció que el descreimiento sobre el tema aún es muy importante.
LAS CLAVES
HIV y cáncer
En pacientes con HIV o cáncer que sufren mucho. vomitan y pierden peso, Israel administra cannabis y logra que disminuyan sus síntomas.
Ansiedad
Personas que no pueden dormir o que sufren de estrés postraumático también se han visto aliviados al consumir cannabis.
Advertencia
En personas que han sufrido enfermedades psiquiátricas como esquizofrenia o depresión se desaconseja la administración de cannabis porque puede agravar los síntomas.
El sistema
El Ministerio de Salud Pública de Israel trabaja con ocho empresas que producen cannabis en el país. El uso recreativo está prohibido.
Controlado
Cada paciente recibe 20 gramos por mes ya sea en cigarros, inhalador, aceite o galletas.
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