Escasa formación escolar y poca estima al liceo llevan a desertar

EXPERTOS SEÑALAN FACTORES QUE TERMINAN POR ALEJAR AL ESTUDIANTE DEL SISTEMA

Los alumnos salen de Primaria sin el nivel necesario y Secundaria les es hostil. Identificado como un nudo clave en la deserción, el Ciclo Básico no logra retener a los adolescentes que tienen intereses que trascienden la educación.

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De los 55.000 estudiantes que mañana entrarán a primer año de liceo, 17.765 no aprobarán el Ciclo Básico (en base al porcentaje de no aprobación de 2012). Pero, ¿por qué los alumnos de liceo no logran aprobar los cursos o eligen abandonar el sistema? Algunos se sienten perdidos en un ambiente con códigos diferentes de los que rigen su vida cotidiana y donde se tratan cuestiones abstractas que distan de sus intereses. Y muchas veces estudiar no es la prioridad.

El cambio que significa pasar de un ambiente contenedor como la escuela a uno que les exige mayor independencia e interés como el liceo es complicado. Los jóvenes, acostumbrados al apoyo de su maestra, entran a una etapa en la que los profesores cuentan con sus «ganas de aprender». Sin embargo, ellos tienen otras prioridades como sociabilizar o, incluso, trabajar. Es que muchos de ellos no le encuentran un sentido al liceo ni a lo que allí se les enseña. El formato «tradicional» que se utiliza para transmitir el conocimiento, donde un profesor le enseña a un grupo de jóvenes dista radicalmente del mundo del adolescente, donde la comunicación y las aspiraciones inmediatas priman (ver columna).

Además de que llegan con dificultades al liceo, entran en un circuito donde los profesores esperan que sus estudiantes quieran prestarles atención y hasta que sean conscientes de que estudiar es su derecho. Sin embargo, hacer sociales usando nuevas tecnologías o invertir el tiempo en actividades «útiles», como trabajar, parece mucho más atractivo. Sobre todo teniendo en cuenta que los adolescentes tienen que seguir 12 materias, de diversos temas, muchos de ellos abstractos, que suelen funcionar con un profesor dictando el curso al lado de un pizarrón. Una dinámica completamente distinta de la que rige en la realidad social y en la virtual. Herramientas como Google, Facebook y los propios celulares son ejemplos de que los jóvenes están acostumbrados a recibir la información y el entretenimiento que quieren cuando la quieren y en formatos tan diversos como textos, videos, u otras plataformas multimedia.

En este sentido, Julio Fernández Techera, director del Departamento de Educación de la Universidad Católica y exdirector académico del Colegio Seminario, plantea que cabe preguntarse si tiene sentido «estar haciendo tanto hincapié en conocimientos que son tan accesibles en internet o con las nuevas tecnologías, y no estar dando otro tipo de educación». Por eso afirma que hay una inadecuación muy fuerte entre la propuesta educativa y el mundo de hoy. «No calzan bien», concluye.

Por su parte, Pablo Cayota, director del instituto Santa Elena, técnico y orientador del programa Promejora, explicó que hay investigaciones que muestran que el abandono tiene que ver con que los jóvenes no le encuentran sentido a permanecer en la educación. «El sistema no está siendo capaz de construir sentido para chicos de diferentes ambientes», expresó.

«Los estudiantes se sienten perdidos dentro del sistema, no se sienten acogidos, entran en un mundo que les es hostil, quedan desorientados en muchísimas materias y no encuentran los apoyos para salir adelante», resumió Cayota. Por eso el orientador del Promejora considera que la «culpa» de la deserción no es de los alumnos sino que toda la carga de la responsabilidad está en el propio sistema educativo.

«Más allá de que hay factores culturales y sociales, el que tiene que recuperar la iniciativa en esto es el propio sistema», afirmó el docente.

Prioridades.

El orden de prioridades que tienen los alumnos, y el pensamiento de que completar los estudios no es menester son razones que los desmotivan y pueden llevarlos a desertar. Andrea Prieto, directora del liceo 70° del Cerro, considera que el abandono es multicausal y que los alumnos llegan con el temor de no poder lidiar con las exigencias que plantea el liceo y muestran, en muchos casos, intereses distintos al estudio.

«A veces les cuesta focalizar la educación como una prioridad», explicó. «Estamos hablando de alumnos de 12 y 13 años, es natural que lleguen con temores e inseguridades por los cambios, y los docentes estamos para acompañarlos en esa transición», precisó Prieto.

La psicopedagoga Analía Lapetra, que trabaja en el liceo gratuito de gestión privada Impulso, en Casavalle, opinó que en la adolescencia el estudio no se ve como «lo más importante, sino que lo clave es lo social: hacer amigos, gustarle al otro o salir a divertirse». En este sentido, la psicopedagoga del liceo El Clemente y de la Escuela Integral Hebreo Uruguaya, Mónica Falcón, aclaró que hoy ya no es como antes que los jóvenes tenían pensado qué iban a hacer cuando fueran adultos en el liceo. «Los chiquilines tienen intereses más inmediatos, más del momento. Están interesados en cosas que tienen más que ver con el relacionamiento con ellos mismos, con la sexualidad y con las drogas», contó.

Para Teresita Rey, directora de la revista «Quehacer educativo», de la Federación Uruguaya de Magisterio y maestra directora en una escuela de Montevideo, los alumnos «no ven como una prioridad la educación, y todo está determinado por el hecho de pensar para qué me sirve esto». «Parecería que no hay lugar para la frustración, que solo se puede hacer lo que `me gusta hacer` y que si no tengo ganas de estudiar no estudio», reflexionó la docente. En igual medida, Rey afirmó que al hablar de educación «no se escucha demasiado a los alumnos».

Cayota identificó varios motivos para explicar el abandono. Su experiencia le ha permitido observar que en contextos vulnerables, la mujeres de familias muy numerosas desertan para ser coeducadoras y ocuparse de sus hermanos mientras las madres salen a trabajar pero también nota que otros abandonan el liceo porque «están atraídos por trabajar».

Al hecho de que los jóvenes no ven el estudio como una prioridad, se suman sus problemas de formación que traen desde Primaria y las capacidades que presentan los liceos para poder retener y acompañar a los estudiantes en su curso por la enseñanza secundaria.

«Hay un problema serio vinculado a lo pedagógico en Primaria que luego hace eclosión en Ciclo Básico, y refiere a los muy altos porcentajes de alumnos que están llegando al liceo sin las competencias básicas bien desarrolladas y adquiridas», dijo Fernández Techera, director del Departamento de Educación de la Universidad Católica.

Según Fernández, las carencias en esos aspectos, que tienen que ver con el dominio de la lengua y el razonamiento matemático, «tienen una incidencia enorme en el fracaso que se produce en Ciclo Básico».

«Si los chicos no saben leer con fluidez, si no tienen capacidad de comprensión, si no tienen un vocabulario desarrollado y llegan a Secundaria a enfrentarse con 12 materias, 12 profesores, 12 estilos distintos, 12 libros de texto, está claro que eso los supera completamente», explicó Fernández.

La directora de Secundaria, Celsa Puente, se expresó en una línea similar. Al entender de la jerarca, los estudiantes pasan de la escuela que es muy contenedora, con la imagen de la maestra única, a una institución muy fragmentada como el liceo.

«Es un proceso difícil, que pone en juego la capacidad personal de resistir. En los jóvenes que tienen una familia bien constituida y un buen bagaje cultural se resiste de un buen modo, en los jóvenes que no tienen una familia muy presente, o muy estable, o sin ese bagaje cultural, a veces se da que se caigan del sistema. Quiere decir que en ese tránsito entre Primaria y Secundaria a veces los perdemos», opinó Puente.

Sobre esa realidad se expresó la psicopedagoga Analía Lapetra, que trabaja en el liceo gratuito de gestión privada Impulso, en Casavalle. Según relató, los alumnos que llegan a ese centro, luego de terminar Primaria en una escuela de la zona, «tienen un nivel, en general, descendido en diferentes áreas, más que nada lectoescritura y razonamiento matemático. Hay chicos que llegan al liceo y uno se pregunta cómo salieron de la escuela», afirmó.

La experiencia al trabajar con tales estudiantes es que «cuesta muchísimo» nivelar los aprendizajes para que sean los adecuados al curso en el que están. Además, explicó que un alumno que a esa edad, próxima a los 13 años, llega con tantas carencias a un liceo que no le da el apoyo necesario, va a encontrar mucho más difícil la posibilidad de avanzar en sus estudios.

Falta de apoyo.

Los especialistas en la materia consultados por El País utilizaron palabras tales como «desolados» y «desamparados» para explicar cómo se sienten los alumnos al entrar al liceo, incluso afirmaron que «no se sienten acogidos» y no encuentran «figuras» de apoyo.

Fabrizio Patritti, director del liceo Impulso, se refirió a este tema. «Hay una cantidad de elementos que van más allá de lo que pasa en los aprendizajes. El problema es si el liceo es un lugar que está preparado para sostener a un adolescente, porque hacerlo es absolutamente complejo», dijo Patritti.

La realidad muestra que quienes tienen cierto respaldo social, familiar y cultural tendrán más posibilidades de permanecer en el sistema. Mientras, aquellos que pertenezcan a los sectores más vulnerables, estarán más expuestos a formar parte de los alarmantes indicadores del sistema educativo.

En cuanto al rol de los liceos, la psicopedagoga Lapetra manifestó que «están en deuda en el acompañamiento» de los estudiantes. Explicó que el apoyo de los profesores «hace que los alumnos puedan entender cuál es la importancia de estudiar», aunque aclaró que «lamentablemente» esto no se brinda en todos los liceos.

«Es una carencia, los alumnos no saben por qué o para qué están aprendiendo, si les preguntás dicen que están en el liceo porque los obligan», opinó la psicopedagoga.

Para Fernández Techera, «el acompañamiento es fundamental, porque en la edad en la que ingresan los alumnos al liceo necesitan tener en la institución referentes a los que puedan recurrir en cualquier momento». En ocasiones se puede plantear que en los liceos es el adscripto el referente, pero no es esa su función», dijo Fernández Techera al explicar la importancia de presentar modelos de orientación a los alumnos en Secundaria. Además, sostuvo que «el modelo de los liceos públicos (funcionar en base a los roles) de profesor y adscripto, es de hace 100 años. No es lo que necesitan los alumnos, la enseñanza secundaria se ha masificado pero no se ha adaptado el sistema a las nuevas realidades», expresó.

Para el profesor Ernesto Egaña, director del Centro Educativo Espigas, es necesario lograr «un conocimiento profundo de cada alumno». Así, destacó la importancia de los vínculos afectivos como forma de trabajar en el respeto y el interés por el estudio.

Nuevo liceo extraedad

En los próximos días comenzarán las clases en el liceo 75 de extraedad y condiciones laborales en Montevideo. Con un modelo similar al liceo 27 ubicado en el centro de Montevideo, el 75 cubrirá la zona Oeste y Norte de la capital. En una casa refaccionada, empezará a funcionar este centro educativo que cubre a mayores de 16 año para primero, de 17 para segundo y de 18 para tercero. Habrá 160 alumnos en cada uno de los tres turnos. Se seguirá recibiendo inscripciones en las próximas semanas. Según explicó su director, Julián Burgos, el liceo no llegará a iniciar los cursos mañana porque todavía faltan ciertos detalles de limpieza, acomodar equipamiento, que aún está embalado, y designar «algún» profesor.

La opinión de los expertos

Fernández: «Hay un problema pedagógico serio en la Primaria»

Director de Educación, Ucudal

«Hay un problema pedagógico serio en Primaria que hace eclosión en Ciclo Básico, son muy altos los porcentajes de alumnos que están llegando al liceo sin las competencias básicas bien desarrolladas y adquiridas. Esto tiene una incidencia enorme en el fracaso en los primeros años de Secundaria».

Rey: «Ahora los alumnos no ven la educación como una prioridad»

Maestra directora

«Hoy los alumnos no ven la educación como una prioridad, todo está determinado por el hecho de pensar ‘para qué me sirve esto que estoy haciendo’. Parecería que no hay lugar para la frustración, que sólo se puede hacer ‘lo que me gusta hacer’. Tampoco se los escucha demasiado a los estudiantes».

Lapetra: «Hay un nivel descendido en lectura y matemáticas»

Psicopedagoga en Liceo Impulso

«Hay alumnos que llegan al liceo y uno se pregunta cómo salieron de la escuela. Cuesta muchísimo en los primeros meses de Secundaria nivelar los aprendizajes. Los chicos que llegan de sexto año tienen un nivel, en general, descendido en varias áreas, más que nada lectoescritura y razonamiento».

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