El cuerpo humano no evolucionó para llevar un estilo de vida como el actual, sino el de un cazador-recolector. Por este motivo, es más susceptible de sufrir enfermedades y dolencias musculares que sus antepasados.
Hipertensión arterial, diabetes tipo 2, obesidad, colon irritable y reflujo son algunos de los males no infecciosos que, según Daniel Lieberman, profesor de Biología Evolutiva de la Universidad de Harvard, ocurren por un tema de desajuste entre el cuerpo humano y las condiciones de vida actuales.

Según explica el autor estadounidense en su más reciente libro «La historia de la evolución humana: evolución, salud y enfermedades», nuestro organismo no se adaptó para llevar un estilo de vida como el actual ( sedentario y con un fácil acceso a grandes cantidades de comida), sino más bien el de un cazador-recolector.
Los males actuales son consecuencia de avances producidos en el último período de la historia del hombre, explica Fernando Torrealba, médico e investigador de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Católica de Chile al ser consultado por El Mercurio. Particularmente, la aparición de la agricultura significó un gran cambio en la disponibilidad de alimentos.
«Nuestros antepasados tenían que caminar kilómetros para buscar raíces, frutas o animales. Ahora, la energía que se gasta en encontrar comida es muy poca en comparación con la gran cantidad que te entregan los alimentos», señala Torrealba, médico experto en las bases neurológicas de la obesidad.
«La sal, por ejemplo, siempre fue un bien escaso y necesitamos solo un poco para que nuestro organismo funcione correctamente. Cuando deja de ser escaso y hay una producción mundial detrás, se produce un desajuste», apunta Felipe Martínez, doctor en Antropología Biológica y profesor universitario. «El problema es si hay un gran acceso a ciertos recursos, como azúcares, carbohidratos», agrega.
A pesar de que el concepto de enfermedades por desajuste ya es conocido entre los especialistas, según Martínez el trabajo de la Universidad de Harvard es un gran aporte para transmitir esta información al público general.

Agricultura.
Los cazadores-recolectores necesariamente debían probar una gran variedad de comida y, sin saberlo, aprovechaban esa diversidad para no tener carencias de ningún tipo de alimento básico, como minerales, sales y vitaminas. «La llegada de la agricultura volvió más monótona la comida y aparecieron más déficits nutricionales específicos, lo que es otro desajuste», añade Torrealba.
En este sentido, Mónica Sanz, directora del departamento de Antropología Biológica de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República comenta que las técnicas más sofisticadas de cultivo le produjeron al hombre «más problemas que ventajas». Por ejemplo, provocaron la falta de hierro en las comidas. La agricultura «llevó al hombre a comer solo maíz, o maíz y papa según la región, lo que trajo trastornos», indica Sanz.
La científica uruguaya recuerda también que si bien la agricultura permitió alimentar a más personas, empezaron a formar grandes asentamientos y se volvieron víctimas del sedentarismo.
Con mayores condiciones de hacinamiento, comenzaron a aflorar las epidemias. «Los cazadores-recolectores, al estar en movimiento, no tenían muchas chances de contagio», señala Sanz.
Lieberman también se refiere en su libro a cómo las comodidades de la modernidad pueden perjudicar la salud, como pueden llegar a hacerlo las sillas. Si bien aclara que no tiene intención alguna en eliminarlas de su casa, el científico llama a tomar conciencia de cuánto tiempo al día pasamos sobre ellas.
«Al estar sentados por ratos prolongados, no utilizamos mucho los músculos de las piernas para soportar el peso. Y si encima la silla tiene apoyo para la cabeza y los brazos, tampoco usamos esos músculos», advierte. Esto, combinado con inactividad física, debilita la fibra muscular, lo que podría causar dolencias serias.
«Es bien potente este mensaje. Es importante tenerlo claro para limitar la cantidad de comida y hacer ejercicio», opina Torrealba. «Son las desventajas de los avances que hemos alcanzado; también tenemos que enfrentarlas».
Cambio en el cuerpo.
La antropóloga uruguaya considera a su vez que los cambios en las condiciones de vida del hombre moderno no van a redundar en una transformación del cuerpo. Las nuevas costumbres afectan «a la persona pero no a sus hijos», advierte la especialista. «No tiene un valor adaptativo a futuro».
Pero conforme el organismo adaptó, por ejemplo, sus piezas dentales a los alimentos que hoy se consumen, algunos científicos se preguntan si con el paso de los siglos el cuerpo humano será diferente a como lo conocemos hoy. La discusión está planteada. (Fuente: El Mercurio. Producción: Juan Pablo de Marco)
Evolución
A nivel mundial los científicos se preguntan si los hábitos de vida actuales provocarán transformaciones permanentes en el cuerpo humano.
Las posturas
Al estar sentado gran parte del tiempo, el cuerpo humano ya no utiliza tanto como antes los músculos que sostienen la espalda erguida.
Consumo de sal
La sal siempre fue un bien escaso, del cual se necesita solo un poco para que el cuerpo funcione bien. Cuando dejó de ser escaso, afectó al organismo.
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