El Plan Ceibal ha entregado un millón de computadoras. Siempre es bueno cuando se llega a metas, poder analizar los impactos de los planes. Y este es el caso.
En primer lugar debemos analizar su impacto como lo que es, una estrategia de inclusión digital universal de los niños y niñas, sin importar su clase social. No olvidemos que así como vivimos la era industrial, esta época que nos toca vivir es la del conocimiento, las comunicaciones y la tecnología.
El Ceibal es mucho más que entregar computadoras con conexión a Internet. Es un proyecto que apunta a la equidad e igualdad social, a la inclusión educativa, a la reducción de la brecha digital, a la democratización del conocimiento.
Mal puede hacer un gobierno, y más si es de izquierda, si no desarrolla un plan que incluya a los ciudadanos en esta era. Nuestros gobiernos tienen como uno de sus ejes la inclusión y por ellos desarrollan este plan que es una verdadera revolución.
El plan da herramientas para que nuestros niños y jóvenes innoven y es así que han sido creados todo tipo de programas, software, robots, nuestros niños hacen música, participan en concursos de blogs y en un sinfín de oportunidades para crear.
Dos ejemplos de ello: Agustín, un joven de 15 años de Rafael Peraza, San José, ha recibido varios premios nacionales e internacionales por trabajos con la ceibalita, siendo además programador de la organización mundial que desarrolla el software libre que se utiliza en las mismas.
Niños de entre 9 y 10 años de una escuela de Fray Bentos inventaron un cargador múltiple para las computadoras del Plan Ceibal, para evitar que las mismas se les descargaran en clase. El mismo fue presentado en la Feria Departamental de Ciencia y Tecnología, donde recibió una mención especial.
Con ejemplos como estos nadie debería discutir lo revolucionario, lo inclusivo, lo democratizador que ha sido el Plan Ceibal, un instrumento válido para sembrar futuro. Y vaya si se ha logrado; porque en un país donde la desigualdad reinaba en especial entre nuestros niños, había que asumir riesgos y por supuesto que nuestros gobiernos los asumieron porque de otra forma hipotecábamos generaciones y generaciones de uruguayos y agudizábamos las desigualdades. Por eso afirmamos que asumir el riesgo valió la pena.
Responsabilizar al Ceibal y sus impactos de los problemas del sistema educativo es, a nuestro juicio, un error. Ojalá copiáramos su forma innovadora de aplicarse, con un equipo interdisciplinario de jóvenes que promedian los 20 años de edad. Un programa que se implementa de manera planificada, que va cumpliendo cada una de sus etapas basado en un equipo de jóvenes uruguayos de varias disciplinas. Además con el apoyo de la Universidad de la República a través del programa Flor de Ceibo y de la sociedad civil a través del Rap Ceibal.
Sería bueno analizar las virtudes de un plan ejemplo en el mundo para poder replicarlas en aspectos en los que no hemos podido innovar aún.
Entonces, en lo que respecta a la democratización del acceso a la tecnología en un mundo cada vez más competitivo, sin ninguna duda, puedo afirmar que este plan ha sido uno de los mayores logros de los gobiernos frenteamplistas para promover la inclusión de nuestros ciudadanos más jóvenes y sus familias. Una verdadera revolución de la inclusión social en Uruguay.
Por eso, en la última encuesta del internauta uruguayo, la penetración de Internet sigue creciendo en los hogares uruguayos y sin duda el Ceibal tiene mucho que ver en esto.
En sus inicios, hace tan solo 6 años, fue muy criticado. Se han escuchado tantas pero tantas cosas, incluso que es un plan de control de la CIA. Pero una vez más venció la sensatez, porque este proyecto ubica a las niñas y niños por delante de cualquier interés.
En los últimos días se conoció una investigación que sugiere que “el Plan Ceibal no habría tenido un impacto en matemática y lectura, ni a nivel general ni según nivel socioeconómico”.
Está muy lejos de mi espíritu criticar la investigación, solo creo que debemos por un lado tener presente que desde sus inicios se dijo que el Ceibal no es un plan pedagógico, es una herramienta para democratizar el acceso a la información. Es bastante claro que las máquinas no pueden mejorar el aprendizaje: ayudan, pero no son la varita mágica.
El director del Plan Ceibal, Miguel Brechner, ha sido contundente: “si nosotros ponemos luz eléctrica y agua en las escuelas, ¿pretendemos que mejore la matemática? No, pero las escuelas tienen que tener luz y agua”.
Cabría pensar que en otros aspectos, como los ejemplos antes mencionados, se puede estar ante avances impensados sin el Ceibal de por medio. Hoy seguramente no alcanza con tener los mismos conocimientos que tenían generaciones anteriores, hoy hay que ir a más y de otras maneras. El plan Ceibal abrió otros caminos, por eso vale la pena arriesgar.
Desde aquí mis felicitaciones al equipo y todos quienes hacen posible este ejemplo de implementación de políticas públicas y mi anhelo de que todos podamos adoptar la inteligencia de este plan.
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